El guión estaba escrito de antamano y las escenas se suceden como habían sido diseñadas. La Sala 61 del Tribunal Supremo admitió ayer a trámite la demanda del Gobierno Zapatero contra Sortu, coincidiendo, qué gran casualidad, con la detención de un presunto comando legal de ETA. La nueva marca electoral de la izquierda abertzale ve así como queda en suspenso su inscripción en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior, al tiempo que arrecian las voces en su contra por su negativa a aplaudir la operación policial contra los activistas arrestados el pasado miércoles.
Peronalmente, entiendo que Sortu, desde una perspectiva ética, debe compartir con la sociedad vasca el alivio que implica la detención de un presunto comando legal de ETA, responsable de acciones terroristas que han costado vidas humanas; sin embargo, desde una perspectiva legal, no se les puede exigir que feliciten a la fuerzas de seguridad y se conviertan en sus mejores valedores. Creo que es necesario que la cordura y la reflexión serena se abran camino y terminen por imponerse para promover las condiciones que hagan efectivo un proceso de paz definitivo en Euskadi.
Me preocupan las noticias que leo en la prensa sobre futuros objetivos de ETA, que no sé si son ciertas o responden a filtraciones tan interesadas como manipuladas. Soy consciente de que existe el riesgo de una escisión en ETA y precisamente por ello pienso que hoy más que nunca hay que actuar con responsabildiad, generosidad y grandes dosis de flexibilidad. A mi también me hubiera gustado que Sortu se hubiera pronunciado sobre la desarticulación del presunto comando legald e ETA, pero su silencio no me hace dudar de su apuesta sincera por las vías pacíficas y democráticas.
Más allá de lo que diga el abogado general del Estado, me resisto a dar por buenas las afirmaciones que sostienen que Sortu forma parte de la estrategia ETA y que su rechazo a la violencia es “cosmético“. Este discurso me suena viejo, caduco y agotado. La izquierda abertzale ha llegado muy lejos en la defensa de su autonomía como para volver a caer ahora en manos de los sectores más duros de ETA. De hecho, ayer mismo reiteró su oposición a la kale borroka como expresión de violencia. Sólo el tiempo dirá si la organización terrorista se suma al camino emprendido por Sortu, y si lo hace por unanimidad o no. Pero más allá de lo que ETA decida, la izquierda abertzale ya se ha posicionado. No le cerremos la puerta cuando.