"Prestamista" es una palabra que en los contextos latinoamericanos no es vista con mucho agrado. Hablar de estas personas es hacer alusión a malos préstamos, altas tasa de interés, réditos, cobros, moras, etc. una mezcla de pensamientos e ideas pueden surgir a raíz de esta pequeña palabra, con pocas connotaciones buenas.
Sin embargo, que todavía estén presentes en el día a día del sistema financiero informal, nos hace preguntarnos si realmente son los malos de la película. Si lo que hacen es correcto o incorrecto, abusivo o no.
Es por esta razón que nos interesa abordar este tema. De manera que podamos ver si estos personajes, efectivamente, son los que crean la inestabilidad financiera en las personas que se acercan a ellos como una fuente de financiación.
Un prestamista es la persona que, dentro del sistema financiero informal, provee de créditos, con poco o ningún requerimiento, a quienes por lo general necesitan una financiación rápida o bien, por tener un mal historial crediticio en las instituciones financieras formales, se ven en la necesidad de acceder a este tipo de préstamos.
Usualmente son personas que facilitan créditos a corto plazo, entre 30 y 120 días, cuya tasa de interés supera con creces la del mercado. Cuando decimos con creces es que pueden verse tasas de hasta diez veces mayores respecto de lo que oferta el mercado. Es decir, cuando una institución bancaria presta el dinero a una tasa de un 15%-24% anual, un prestamista lo hace, dependiendo del tipo que sea y el vínculo, entre 120% -240% anual.
Esta disparidad en tasas hace que algunas personas entiendan que quien presta dinero de esta manera, apela a la usura; que se conoce como interés excesivo en un préstamo y a la ganancia desmedida que obtiene el prestamista[1], y es lo que le ha dado una mala fama a este sector comercial. Ya que ven a estas personas como oportunistas implacables que lo que buscan es tomar provecho de los más desposeídos.
Y siendo honestos, desde la perspectiva del mercado y del sistema, sin duda alguna la manera en como se manejan este tipo de personas tiende a ser poco agradable. Máxime sabiendo que pueden cargar tasas de interés que superan, por mucho, las del mercado. Al mismo tiempo que el tipo de gestión de cobros que utilizan, parte importante de ellos(as), no es que sea muy amigable que digamos.
Tomando en consideración lo anterior, la disparidad en las tasas, el tiempo de la gestión y otros tantos asuntos, una interrogante que surge es si son los malos de la película ¿Son ellos quienes, dentro del sistema financiero informal, desestabilizan el proceso de gestión financiera personal?
Antes de responder a estas interrogantes, primero, tenemos que entender el porqué de estas personas. Es decir ¿Qué hace que estén en el ambiente financiero informal, aún con la proliferación de entidades financieras formales?
Esto se da por dos razones básicas:
- Pocos o ningún requerimiento.
- Rechazo o invalidación del sistema formal.
En otras palabras, en la medida en que este tipo de personas presenten pocos o ningún tipo de requerimiento para acceder a sus préstamos, y el sistema formal mantenga altas restricciones y no facilite créditos a las personas con malos historiales crediticios, entonces el prestamista estará vigente. Y continuará comercializando con el dinero de la manera en que ya hemos explicado.
Ahora, otro aspecto que debemos ponderar es el porqué de la disparidad en las tasas de interés. Es decir ¿Qué hace que un prestamista cobre intereses tan dispares al mercado?
La respuesta a esto se reduce a dos variables:
Estas dos variables se solapan entre sí, ya que una depende de la otra. En el caso del riesgo, estas personas manejan un riesgo alto, porque casi todo se supedita a la informalidad. De hecho, existen casos en donde solo está la palabra empeñada, por lo tanto, la probabilidad de que les fallen es alta y por esto, en parte, justifican tales niveles de interés. Pero en esto también entra el tiempo. Ya que la manera en que se gestionan este tipo de negocios es al corto plazo
Ya que como suelen ser préstamos a corto plazo; si la tasa que utilizaran fuera la del mercado, entonces no se compensa la relación riesgo-rentabilidad, ya que a mayor riesgo mayor rentabilidad, y si se maneja un riesgo tan alto, es lógico que sea proporcional a la rentabilidad.
En ese sentido, y partiendo de las premisas anteriores, los prestamistas no son los malos de la película. Sino que responden a una necesidad propia del sistema. Con esto no estamos apoyando las altas tasa de interés, o los cargos por mora. Desde nuestra perspectiva, son abusivos.
Sin embargo, no es algo al azar. Es una combinación de falta de educación financiera para acceder al sistema formal, y de lo estricto e implacable que puede ser acceder a él. Esto porque es más fácil conseguir un préstamo de consumo para un vehículo, casa, vacaciones; que a uno productivo, o de un nuevo emprendimiento.
A todo esto, si has tenido que acceder a un prestamista o tienes pensado hacerlo, entonces vamos a proveerte de algunas medidas que puedes tomar en cuenta para este tipo de negociaciones comerciales.
Medida No. 1: Tiempo
Dado que no puedes controlar la tasa de interés, y que esta responde a una realidad del sistema, entonces tu mejor carta es el tiempo. Es por esto que debes elegir el menor tiempo posible, de manera que tengas que pagar la menor cantidad de interés en el tiempo.
Medida No. 2: Negociación
La segunda medida que debes tomar en cuenta es la negociación. Este tipo de personas sabe negociar. Tiene la capacidad de gestar sus objetivos. En ese tenor, la negociación es clave. Y debes enfocarte en cómo será el pago de la deuda.
Usualmente este tipo de negociaciones se hacen separando el interés del capital, y por lo general, lo que las personas pagan mensualmente son los intereses y no el capital. Es por esto que debes establecer claramente cómo se va a pagar el capital de la deuda. En cuántos pagos puedes hacerlo y qué pasaría con los intereses si vas pagando poco a poco el capital.
Medida No. 3: Paga a tiempo
Por último, debes pagar a tiempo. Honra tus compromisos financieros en la fecha acordada. El costo de este tipo de financiamiento es muy alto y si encima de todo eso le cargan mora entonces la situación no te favorece.
En otras palabras, tómate este compromiso de manera muy seria y enfócate en saldar tu deuda, lo más pronto posible. Evitando tener que pagar cargos por mora y dilatar la carga tan alta de intereses que vienen de la mano de este tipo de préstamos.
Los prestamistas no son los malos de la película. Responden a una realidad de rigidez de sistema y a la necesidad de capitales. Por ende el manejo con ellos debe ser, dentro del marco de la posibilidad, limitado. Acceder a ellos es saber que se va a pagar hasta diez veces lo que se pagaría en un préstamo normal. Por lo tanto, debes ser prudente a la hora de manejarte con ellos.
Nuestra recomendación es que los evites, no obstante, si tienes que hacerlo o ya estás en algún tipo de relación comercial, entonces se sugerimos que tomes medias; entre las que están tomar tiempos cortos, negociar los términos del acuerdo, de manera que te sean lo más favorable posible y pagar a tiempo. Porque el costo de este crédito es alto y debes evitar hacer erogaciones que perjudiquen tu estabilidad financiera.
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