El juez de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska, acordó ayer poner en libertad a Erramun Landa Mendibe y José Luis Gallastegui, cinco día después de que fueran detenidos a bombo y platillo, acusados de integración y/o colaboración con banda ramada. Ahora sabemos que las pruebas existentes contra ambos son tan endebles que ni siquiera el fiscal Luis Barroso ha solicitado su ingreso en prisión provisional. Otras dos personas detenidas en este caso salieron bajo fianzas de 30.000 y 12.000 eruos.
Entiendo que las Fuerzas de Seguridad del Estado deben hacer su trabajo y los tribunales el suyo, máxime cuando se trata de operaciones antiterroristas, pero me sorprende que actuaciones como ésta sean siempre retransmitidas en directo por los medios de comunicación, y se presente a todas las personas arrestadas como miembros y/o colaboradores de ETA, sin dejar ningún espacio a la presunción de inocencia.
Es obvio que alguien avisa a las cámaras de televisión para que acudan al lugar de las detenciones y es obvio igualmente que alguien filtra informaciones, más o menos interesadas, sobre el alcance de las detenciones, que en ocasiones como ésta se demuestran, cuando menos, exageradas o distorisioandas, cuando no falsas. Comprendo que la justicia quiera interrogar a presuntos sospechosos, pero no creo que deba hacerlo necesariamente bajo los focos de la prensa.
Los datos que han permitido llevar a cabo esta operación proceden del año 2008 y por ello no me explico que tras largos meses de investigación, supuestamente exhaustiva y contrastada, las Fuerzas de Seguridad del Estado y la Audiencia Nacional cometan errores como éste, que lesionan gravemente la imagen de las personas implicadas y generan la lógica alarma en sus familias y en su entorno más cercano.
En el momento de las detenciones siempre aparece el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para alabar el éxito de la actuación policial y la colaboración de su departamento con la justicia, pero cuando, como ocurre en este caso, donde parecía que había mucho finalmente hay mucho menos o no hay nada, el que fuera portavoz del PSOE en los Gobiernos de Felipe González se recluye en los cuarteles de invierno.
Después de todo lo que hemos conocido y vivido en relación con el caso Egunkaria, alguien debería reivindicar mayores dosis de prudencia, un trabajo más concienzudo por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, una justicia más competente y exigente, una posición más medida del Ministerio de Interior y un respeto mayor a la presunción de inocencia. Sobre todo si se quiere ganar la credibilidad y la confianza de la ciudadanía.