Prevenir la aparición de una hernia de tipo abdominal por el esfuerzo deportivo

Publicado el 27 julio 2016 por Esferatextual

Cuantas veces nos han repetido la misma cantinela cuando estamos esculpiendo nuestro cuerpo con levantamientos de cargas elevadas: “Ten cuidado que te vas a herniar” …Pues bien, esto a lo que normalmente no hacemos ni el menor caso, es algo importante a tener en cuenta, sobre todo a ciertas edades, sabiendo que cada vez está más extendido el culto al cuerpo entre los mayores. Debemos prevenir la aparición de una hernia de tipo abdominal o inguinal si tenemos pensado realizar ejercicios que puedan provocar esta patología.

Cómo se produce

Aunque se puede considerar que el denominador común de este problema es una debilidad de la pared abdominal, debemos saber, que entre las diversas causas de producir una hernia, como las congénitas (suelen ser la causa de las hernias en la infancia, por persistencia de un conducto llamado peritoneo-vaginal, que no llega a formar correctamente la pared muscular a ese nivel al final del desarrollo fetal) y las producidas por la debilidad constitucional de la pared abdominal (existen individuos que constitucionalmente presentan menor tono muscular en la zona llamada triángulo de Hesselbach, cuyos límites lo forman el músculo recto anterior y el ligamento inguinal. Es por ahí por donde puede aparecer el contenido abdominal con el tiempo formando la hernia), están las que nos interesan a nosotros, las que se producen por un aumento de la presión abdominal ante esfuerzos importantes en la práctica de algún ejercicio físico como la halterofilia y levantamiento de pesas entre otros en los que se ejerza esa presión abdominal (por ejemplo, la obesidad).

Los ejercicios más típicos que favorecen su aparición son: sentadillas, peso muerto y press banca. La razón lógica se debe a que estos movimientos/levantamientos implican mucha tensión sobre la zona abdominal, y la presión en el abdomen hace que los intestinos empujen hacia fuera en el punto más débil.

Posiblemente hayamos venido del gimnasio, y estemos preocupados al pensar que esta patología ya se nos ha instalado debido al el esfuerzo realizado para mejorar nuestra marca. Para evitar prolongar las dudas, algunos síntomas de este pequeño problema serían dolores y sensibilidad en la zona, vómitos y estreñimiento, y notarnos algún bulto blando en el abdomen. Como en todas las patologías y problemas de índole físico la mejor opción es la visita a nuestro médico.

Qué es una hernia

Aunque suene un poco escatológico, la hernia no es más que la salida de parte de las vísceras abdominales hacia el exterior a través de agujeros de la pared abdominal. Nuestro abdomen tiene en su interior vísceras cubiertas de una capa fina y lubricada de peritoneo, que permite los movimientos intestinales de la digestión. Normalmente el interior del abdomen tiene una presión positiva, es decir, su contenido presiona las paredes hacia fuera, por lo que cualquier pequeña abertura puede ser aprovechada por las vísceras o el peritoneo para salir a través de ella. Esto puede ocasionar molestias y, si se deja progresar, puede producirse falta de riego sanguíneo e infarto de la zona.

Tratamiento

Es una patología muy frecuente y su único tratamiento es la cirugía. De hecho, se trata de la enfermedad quirúrgica más frecuente en todo el mundo, y cada año se operan aproximadamente 20.000.000 hernias inguinales. La padecen principalmente los hombres; en las mujeres es menos frecuente porque su anatomía de la ingle es diferente, y en su caso es más habitual otro tipo de hernia que está en relación con el muslo, la hernia crural.

Su diagnóstico es muy sencillo, ya que es suficiente con una buena exploración física, y muy raramente se requieren pruebas complementarias. La cirugía también es sencilla si la hernia inguinal no tiene alteraciones graves, tanto es así, que muchas veces se puede realizar de forma ambulatoria sin requerir ingreso en el hospital. El pronóstico es muy bueno, ya que las complicaciones después del tratamiento son mínimas.

Recuperación

A pesar de que la herida quirúrgica de una cirugía de hernia normalmente se cura dentro de los diez días siguientes a la operación, esto no significa que esté totalmente recuperado, ya que los tejidos más profundos pueden tardar hasta seis meses en sanar. Por lo tanto, queda meridianamente claro que debemos evitar para la recuperación de la cavidad abdominal la realización de ejercicios físicos como correr, levantar objetos pesados, tener movimientos intestinales extenuantes y la práctica de ejercicio vigoroso durante al menos los tres meses posteriores.

Después de este período, comenzaremos el entrenamiento con pesas y pesos más ligeros, eligiendo los ejercicios que ponen menos presión en la cavidad abdominal. Asimismo, deberemos reforzar u fortalecer la pared abdominal ejecutando ejercicios abdominales suaves, y de este modo también evitar la posibilidad de recaída.

Recomendaciones

Para reducir el riesgo de sufrir una hernia de tipo abdominal, y ante la posibilidad de realizar los ejercicios con cargas de una forma no muy correcta, es importante llevarlos a cabo sentados y formando un ángulo de 90º, así de esta forma queda protegido el abdomen.

Otro dato muy importante es el de la respiración. En los ejercicios de fuerza es primordial que también controlemos la respiración y sepamos en qué momento debemos inspirar y expirar. La toma de oxígeno se producirá cuando estamos en posición relajada para nutrir a nuestras células de la cantidad necesaria para poder realizar la contracción, que será cuando expulsemos el dióxido de carbono. Es muy importante que durante el recorrido no aguantemos la respiración, pues esto aumenta la presión y los potenciales problemas.

Y como ya hemos comentado, es clave en la prevención el preparar una zona abdominal fuerte, trabajando la zona inferior de los abdominales centrales y lo oblicuos. Para ello debes combinar varios ejercicios. Los más recomendados son: elevaciones de piernas, las elevaciones de torso con giro y los encogimientos, a ser posible con el estómago “hacia adentro”.

Y reiteramos, la recomendación más importante de todas: visitar a tu médico para hablar de estas patologías y su relación contigo mismo, pues nadie mejor que él sabrá cuál es la mejor opción en relación a tus características físicas.