... Cristina demostró ser una gran interprete de la conducción de carácter pendular histórica que tuvo el peronismo. El tinte católico que adquirieron los últimos movimientos del gobierno (la misa a Chavez ponele) y la adquisición del kirchnerismo al International Fans Club Pancho I, es otro eslabón, junto con la retórica que apela a la concertación pluralista, que demuestra el "horno no está para bollos, la liberación para otro momento muchachos".
Así como le pasó al peronismo en su segundo gobierno (el giro ortodoxo que la memoria popular olvidó gracias a la brutalidad gorila realizada desde junio del 55 en adelante) el kirchnerismo en esta etapa soft preparandole el terreno al 2015 (donde, mirá que mal estamos, el más potable de todos es el "supuesto- traidor-que-jamás-traicionó-al-kirchnerismo") a Scioli. Es que se llegó por motivos distintos al anterior proceso a la misma situación de estancamiento del virtuosismo keynesiano donde entramos en la paradoja del proyecto político donde algunas cuestiones que habían sido considerados principios se van depurando o realizando salvedades con nota a pie de página. El mejor ejemplo es al endeudamiento, donde en el discurso realizado por la presidenta, como lo hizo reiteradas veces, se jactó de haber pagado y de seguir pagando deuda contraida por otros gobiernos, necesariamente para mantener las cuentas claras y así... contraer deuda nuevamente... la deuda mala versus la deuda buena es en relación al modelo económico, ya que la necesidad imperiosa del momento es seguir fomentando la producción y la industrialización, buscar las formas de recuperar los empleos que poco a poco se van perdiendo en este contexto de crisis mundial.
No obstante, la clase política argentina está demostrando un nivel de mediocridad enorme donde no existen discusiones serias sobre las problemáticas del momento. Demasiados adictos a House of Cards o Games of thrones, cada uno hace su jueguito mezquino y la visión a futuro brilla por su ausencia.
Lo último es esta cuestión de la reforma del código penal, un proyecto presentado por representantes de todo el abánico partidario que, sin embargo, es cuestionado porque lo anunció la Presidenta el pasado sábado. Con una total práctica demagógica, distintos mamotretos, entre ellos los infaltables Massa y Mauri empezaron a decir macanas, (Mauri pidió que no se discuta esto cuando hay un proceso electoral, curiosamente este es el año donde no hay elecciones) lo más demagógico que se escuchó es apelar a una consulta popular, una práctica poco realizada por la ciudadanía argentina pero que en este caso en particular relacionado con la entelequia concebida como "inseguridad" nos dieron fuertes dolores de cabeza por hacerle caso a la marcha de las camisas negras comandadas por el falso ingeniero: las leyes Blumberg son auténticos mamarrachos que precisamente la reforma del código busca arreglar.
Mientras los mercados se vuelven a entusiasmar con la Argentina (despues de todo, no nos sorprendamos, no seamos hipócritas que está claro que el modelo económico está apostando a eso) existe un dejo a sabor amargo en las bocas del kirchnerismo jacobino que siempre soñó en darle por culo a las corporaciones y, así como si nada, a muchos se les piantó un lagrimón en la plaza del Congreso el sabado pasado. Ya sea por añoranza o porque es la penúltima vez que Cristina estará ahí inaugurando sesiones, la cuestión es que para la juventud soñadora le queda esperar otro momento ya que el kirchnerismo decidió bajar las persianas de la profundización y sólo queda defender lo logrado...