Así, cuando llega a este mundo, el individuo encuentra objetos y personas. Algunos eligen lo más fácil: amar los objetos. (...) Aquel que ve en todo hombre un enemigo lo convierte, naturalmente, en un enemigo.Emilio López Medina (La ambición, libro de aforismos. 2013:8,12)
Con la proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo se han reabierto los viejos debates sobre cómo elaborar las listas electorales, a la vez que han surgido numerosas candidaturas nuevas, frescas, renovadoras, oportunas y/o oportunistas agrupaciones. Al hilo de un panorama político cambiante y una expectativa de voto nuevo, con un creciente rechazo al bipartidismo, especialmente desde el comienzo de la crisis-estafa actual y del surgimiento de los movimientos de indignados de 2011.
2ª. Si no se hacen primarias y la lista electoral la realiza la dirección del partido o coalición (como ha hecho IU) se reproducen los problemas internos. Legalidad y legitimidad no se discuten. La dirección democráticamente elegida en un Congreso o Asamblea congresual está legitimada para decidir las listas, con arreglo a sus Estatutos. Pero los tiempos cambian y, al menos en esto, a mejor. Las nuevas tecnologías facilitan que una votación interna se pueda realizar de manera transparente y rápida.
Si la ciudadanía en general está alejada de los partidos políticos es, entre otras razones, porque se consideran unas organizaciones cerradas y poco transparentes. Donde domina la disciplina y se da la corrupción o corruptelas, amiguismos internos, etc. Esto es una apreciación injusta sobre muchas organizaciones, pero real (ver encuestas del CIS). Si no se realizan primarias los problemas internos se multiplican (y aumenta la imagen de que todos van a pillar puestos) y se resuelven, en última instancia, mediante el pacto entre la cúpula de las diversas familias y corrientes. Para estas elecciones y por citar solo a IU: la organización de Madrid emitió un duro comunicado sobre su marginación en las listas y el partido interno Izquierda Abierta (dirigido por Llamazares) estuvo a punto de acudir a los tribunales a denunciar las decisiones de la dirección federal de IU. Izquierda Unida lleva debatiendo sobre las primarias más de 20 años. Adoptándolas parcialmente en algunos casos y realizándolas a nivel local, mediante asambleas y voto decisorio para las candidaturas municipales. los conflictos internos se resuelven solo en dos direcciones: o más democracia o más autoritarismoLa experiencia nos dice que los conflictos internos de las organizaciones se resuelven solo en dos direcciones: o con más democracia (con primarias y con decisiones frecuentes votadas directamente por todas las personas afiliadas o censadas) o con más autoritarismo (más poder para la cúpula y los aparatos internos, más secretismo, pactos de familias...).
Las primarias, está claro, no van a solucionar todos los conflictos. Ocurre como con su complemento natural, las listas abiertas en las elecciones (o listas no bloqueadas, que la ciudadanía, aquí sí, pueda elegir a quien vota dentro de la lista presentada por cada partido). Como bien indicó en su día Tomás Villasante, tienen el problema de que la “campaña” electoral se multiplica por dos: los candidatos la hacen para que se les vote (para o) dentro de una lista y también hacer campaña oficial por el partido al que se presentan. Otro problema de las primarias, fácil de solventar, es que se debe de elegir un método interno directo y proporcional, que no margine a las minorías. Las diferentes candidaturas internas (en grupo o personalmente) deben tener medios para poder dirigirse a todos sus votantes, acceso a los censos. Y la lista definitiva completa (no solo el cabeza) saldrá del reparto proporcional puro de todos los votos. Todos estos peligros o problemáticas son por tanto superables técnicamente y los beneficios son mayores que los perjuicios. Mientras no exista un cambio legislativo que permita las listas abiertas es aún más necesario que existan primarias internas. No se puede demandar más democracia y más participación ciudadana para fuera, para el Estado y las Administraciones Públicas, y reducirla o encorsetarla hacia dentro. (Alberich, abril 2014)