Pero si la fiesta se llena de otros niños gritando, comiendo y jugando entonces el día, además de agotador, resulta simplemente perfecto. Aunque intentar fotografiar a tantos niños moviéndose, cada uno mirando para un lado, llenos de actividad, churretes y alguna que otra pataleta complica mucho un buen resultado, técnicamente hablando.
Sin embargo ¿qué sería un cumpleaños sin niños? Completamente absurdo ¿verdad? Ellos son los protagonistas indiscutibles y los que hacen que las fotos de hoy estén repletas de energía y felicidad, la que estos niños desprenden.
¡¡¡No pueden ser más simpáticos!!!! Dulzura. Espontaneidad. Chispa. Ingenuidad.