En julio de 1936, cuando el cañonero Canalejas terminó con la legalidad republicana en isla bonita, uno de sus primeros objetivos fue la supresión inmediata de toda actividad masónica y la persecución de los miembros de nuestra institución.
80 años después, los valores de la Masonería han renacido en La Palma. 180 masones llegados de todo el país han querido compartir este momento con un gesto nuevo, el primer desfile público de la Gran Logia de España, que estuvo encabezado por los Venerables Maestros de la Respetable Logia Abora número 87: el que cede el testigo, el Venerable Hermano Luis Monterrey, y el que lo recoge en esta nueva etapa, el Venerable Hermano Jerónimo Saavedra, Diputado del Común (Defensor del Pueblo Canario) desde 2011, ex presidente del Gobierno canario y ex ministro de las carteras de Administraciones Públicas y Educación y Ciencia.
El desfile de la Masonería Española rindió homenaje público al padre Díaz, una figura emblemática del siglo XIX en el archipiélago. El eclesiástico, crítico del absolutismo, defensor de la libertad de culto y la supresión de los derechos estamentales, fue acusado de masón y perseguido por los poderes políticos y eclesiásticos de su tiempo. En 1897, en el centro de la triangular Plaza de España de la capital isleña, la Respetable Logia Abora promovió la elevación de una estatua de tamaño natural en su memoria a pocos metros de la Parroquia de El Salvador, que guarda el eco de sus palabras.
En el corazón de la Masonería sólo había esta semana lugar para la alegría por este reencuentro con la isla. Sobre la estatua del padre Díaz, el primer gesto de una Logia que regresa a su casa, tres coronas de flores en nombre de la Gran Logia de España, la Gran Logia Provincial de Canarias y la Respetable Logia Abora.
La semana masónica contó con un ciclo de conferencias en las que intervinieron estudiosos de la Masonería como el catedrático en Historia José López Mederos o el profesor jesuita José Antonio Ferrer Benimelli.
En julio de 1936 todos los masones palmeros fueron encarcelados, pero la diligencia y valor de unos pocos logró salvar parte de la documentación y objetos de la Logia. En el seno de su retorno a la isla, la sede del Casino Sociedad La Investigadora de Santa Cruz de La Palma los ha reunido en una exposición única sobre la Historia de la Masonería en la isla.
La conservación de mandiles, candelabros o espadines ceremoniales fue posible gracias a la audacia de familias, que recibieron el reconocimiento de la Gran Logia de España. Supieron esconderlos durante el Franquismo, corriendo un grave riesgo en cada registro. Uno de los objetos más valiosos de la muestra son los títulos del Querido Hermano Antonio Pestana, que pasaron cuatro décadas en una cañería.