No se yo quién necesitaba más que empezara el cole, si las brujis o yo. Y no lo digo por tener unas horas libres (ya que aquí la menda sigue de vacaciones) si no por tener unas rutinas en nuestras vidas.
Que sí, que no hacer nada está muy bien, eso de levantarse a las tantas es genial (ayer eran las once cuando abrí los ojos – lo se, ahora mismo doy asco rabia), no tener horarios para comer, echarse siestas diarias o irse a dormir cuando el cuerpo ya no aguanta más….. que sí, que las vacaciones son muy necesarias pero yo es que soy muy rutinaria. Así que dos semanas las aguanto genial, a la tercera ya empiezo a decaer y si me dan el mes entero (como me ha pasado este año) entonces ya se me hacen eternas.
Y si yo estoy así, imaginad las brujis después de dos meses y medio de viva la vida. Además, como mami estaba en casa por ser tan patosa han tenido un verano de lo más movido: que si ahora con mami, ahora con los abuelos paternos, ahora con los maternos, ahora escuela de verano, ahora mami otra vez… vamos, que las pobres han dado más vueltas que una veleta.
Así que ayer nos acostamos todos con esos nervios en el estómago de saber que hoy nos levantaríamos para empezar de nuevo nuestra rutina. Vale, yo no he ido a trabajar, pero me he levantado con el despertador, así que también cuenta ¿no? Y esta mañana no nos ha costado tanto levantarnos como yo creía y encima hemos llegado al cole mucho antes de lo que acostumbramos a hacer (cosa que no es muy difícil ya que solemos ser de los últimos).
Al distribuir a las brujis (brujimayor a la fila de segundo de primaria y cada minibruji a su clase correspondiente de Infantil 2) he sentido que habían crecido mucho este verano. Esa sensación de “qué mayores están” (y qué vieja me hago yo) y darte cuenta de que es así, que han crecido y ya no tengo ningún bebé en casa.
Y por fin esta es mi primera entrada para el Iron Blogger de mi querido Y papá también.