Primer día de playa

Por En Casa Con Mamá @encasaconmama

Nunca me ha gustado esa gente que se pasa desde marzo a noviembre yendo a la playa a diario. Esa gente que cuando tú acabas de sacar el bañador del altillo ya están del color del tizón a base de aceite de coco y paseos. Esos cuya mejor amiga es la silla de playa y que organizan sus días en función de la bajamar. Siempre he creído que no son gente de fiar, que son enfermos.

Pues hoy me he sorprendido a mí misma bajando a la playa, ¡en mayo!. Creo que me estoy convirtiendo en uno de ellos, que me he contagiado, vaya.
La fiebre ha llegado de repente, nada de hoy me tomo una cervecita al sol, mañana me dejo caer por el chiringuito, y ya pasado, si se tercia, me doy un paseito por la playa. No lo he visto llegar.

No es por buscar culpables, pero intuyo que la causante ha sido la gordi. Ya sabemos que una madre hace lo indecible por su retoña, por su bienestar y alegría, y claro, tanto verla disfrutar en el arenero de Mamá Tierra, que me he visto en la obligación de llevarla donde más arena hay, la playa (sí porque lo de Gobi me cae un poco a trasmano).

Puede que me haya vuelto un tanto aprensiva, sea algo pasajero y no tan grave como imagino, pero por si las moscas, os dejo mi cuadro médico, a ver qué opinais.

* Fecha del primer día de playa: 1 Mayo. Sí, ya andamos por los 25 graditos, por lo que la fecha puede no ser indicativo de enfermedad alguna, pero si os digo que yo era de estrenar playa en agosto, la cosa cambia, ¿verdad?

* Hora de llegada: 12.30h. Algo tarde para un “playa-adicto” acostumbrado a plantar sombrilla antes de las 11, pero es que en mi casa somos algo lentos y nos cuesta arrancar.

* Medio de transporte: Coche. ¿Veis? Otra señal de que algo no marcha. De aquí a nada dejamos olvidadas las bicis, ponemos camisetas en los asientos y abarrotamos el maletero de neveras. Ay, señor!

* Número de bultos: Una bolsa con todas nuestra cosas y la mochila de juguetes de la gordi. El hecho de que no hayamos bajado ni sombrilla, ni sillas, ni por supuesto colchonetas, balones, bingo, radio…, me da esperanzas. Tal vez sean sólo espejismos.

* Lecturas: Nada. Ni El diario de Cádiz, el Marca, o el Hola. Claro que he de decir que nunca he sido capaz de leer en la playa. No encuentro la postura y detesto llenar de crema las páginas.

* Paseos: Imposible. O me cargo a la gordi a la espalda,o no me puedo desplazar más de 20 metros sin oir sus voces reclamándome. Paseillos por la orilla jugando con la arena. ¡Sin comer pipas! Aún tengo fe.

* Aceite: No, nada de aceites! crema solar para bebés factor 50. Que una sea adicta a la playa (bueno, eso aún está por ver) no quita que quiera llevarse un melanoma de regalo.

* Baños: Uno. Sin duda el peor síntoma. Puedo asegurar que ha habido veranos en los que no me he mojado ni los pies.

* Comida / Bebida: Una botellita de agua fresca y tortitas de arroz para la gordi. Nada de Sandevid, patatas fritas de jamón, galletas de chocolate o filete empanado. Y por supuesto, todos los restos a la basura cuando nos hemos ido.

* Música: Barba-papá ni siquiera ha tenido ocasión de ponerse los cascos, así que, de compartir Camela con el resto de la playa, ni hablamos.

* Hora de subida: 14.15h. Un par de horitas y tirando para arriba, que la única que llevaba gorrito era la gordi y a mí las ampollas me favorecen bien poco.

He llegado a casa feliz, cansada y con ganas de más, ¿qué os parece? ¿cuál es vuestro diagnóstico?.
Sed sinceros, sin paños calientes ¿Voy comprando el aceite de coco, el Cuore y el bingo?