Primer plano

Por Aceituno

Otra fotografía tomada desde el coche. La gracia, aquí, está en que se ve el molino entero, por un milímetro, pero se ven las cuatro aspas completas. Me gusta el efecto de los hierbajos borrosos en la parte inferior derecha de la imagen, porque es lo que le otorga esa leve sensación de movimiento. No íbamos demasiado rápido, pero sí lo suficiente como para que el primer plano quede confuso.

Así me siento yo desde hace unos meses, con el primer plano confuso.

Lo que tengo cerca de mí, lo más inmediato, eso que alcanzo a tocar si alargo el brazo, es lo que más confundido me deja. Tal vez porque se supone que si está más cerca he de verlo más claramente y con mayor nitidez. Pero no. Para nada. Más bien al contrario. La perspectiva es lo que me ayuda a ver mi vida. Lo inmediato me confunde y me estresa, produciendo un vacío y una sensación de soledad e impotencia ante la que no puedo hacer nada.

Si no tuviese cáncer no estaría escribiendo estos post. Si los escribo es porque gracias a ellos me desahogo y eso me ayuda anímicamente a no hundirme, pero es solo una ayuda, ni mucho menos son la panacea o la quintaesencia del asunto. A veces los propios temas que toco en las entradas del blog me dejan medio tiritando de emoción y rabia contenida porque intento ser sincero siempre y tanta sinceridad puede llegar a hacer mal. Supongo que será porque está en primer plano, absolutamente cerca de mí. De nuevo ese maldito primer plano que no puedo con él, que me distorsiona la vida y me aleja de mí mismo, que me quita el aliento y me hunde un poquito más, siempre un poquito más.

Porque en primer plano lo que hay es el tumor. Por más que intente colocar otras cosas, es imposible. Todo está condicionado por el maldito y apoteósico tumor, por su presencia, su evolución, sus consecuencias y sus implicaciones. Siempre está ahí, frente a mí, recordándome que estoy jodido y de aquí no salgo, desafiante como un marinero borracho y sin barco o como un chulo de barrio pillado en una mentira. El tumor crea una especie de neblina frente a mis ojos, un tamiz por el que se filtra la realidad y hace que me llegue confusa y caótica.

A medida que pasa el tiempo empiezo a tener de mi lado un poco de perspectiva y entonces sí puedo ver con mayor claridad, pero al principio está bloqueado como si el árbol no me dejase ver el bosque. Por eso afirmo que tengo el primer plano confuso. Por eso se hace tan complicado vivir el día a día como si no pasara nada que, por cierto, es la única forma de vivir, porque si viviese teniendo en cuenta en todo momento que tengo un tumor, a estas alturas ya estaría completamente loco.

Así pues, debo vivir ignorando el tumor pero padeciendo el “efecto niebla” que me produce. En esa confusión me muevo. Gracias a que lo puedo escribir soy capaz de pensarlo y, por tanto, de verbalizarlo y buscar una solución. De momento, con este pequeño texto, ya he logrado crear un primer plano nítido, lo cual es una breve batalla ganada.

Quién sabe, lo mismo resulta que de batalla en batalla terminamos ganando la guerra.