Primer viaje en Alemania

Por Jarev87

El primer momento que crucé la frontera de Alemania, me sorprendí. De antemano observé como en lo que era la antigua aduana, los esqueletos de los Panzer (tanques propulsados por cerveza de trigo) se apilaban y como unos malhumorados guardias de dos metros diez jugaban al strip poker en la cabina; sin parar de decir guten morgen (significa quiyo qué) a todo aquel que pasaba. Con su maravilloso letrero en fino alemán, somos bien recibidos y bienvenidos, mientras la primera señal de “obras” invita a reducir la velocidad a 50 (en plena autopista) y comienza a fastidiar el viaje.

Cuando el pequeño tramo de 60 km de obras acaba, la carretera nos invita a hacer lo que nos salga de las narices. La abuela, con su bandera de Alemania, puede poner su Mercedes a 40 en el carril de la izquierda creyéndose en domingo, o el Audi de turno tuneado puede lanzarse como un rayo haciendo zig-zag a lo belga (ya les hablaré de mis amigos cerveceros). La situación me recuerda a la formula 1, cuando el coche de seguridad se va, y te quedas en esa situación; en la que miras al coche de al lado; te acaricias los labios si es una tía aprovechable, o pones cara de gilipollas si es un tío con un coche comprado en el chino; y aceleras como un enfermo como si no existiese mañana. Cuando ves como un dos caballos te adelanta mientras su acompañante se distrae con el freno de mano, te cagas en todos los coches trucados y le dices al coche que si acelera mas, les compraras neumáticos nuevos en el LIDL y un ambientador de McPollo con mejillones a la gaitera.

Porque la cuestión de velocidad es otra. Antes de ir, sabia que en ciertos sectores la velocidad no está limitada; pero sin embargo en otros sectores si. Entonces, al atravesar la frontera, y pasar los 400 km en obras, te quedas sin señal que indique la velocidad máxima, el GPS te dice “que te jodan” (Y eso, cuanto te acordaste de descargar el mapa de Alemania), y te quedas con la duda de a que velocidad ir. Los que ya habéis estado mas de una vez diréis “venga joder, tira”; pero, y si al primer aceleron, salen una pareja de guardia civiles a dejar un regalito en perfecto germano?. Será la primera vez que en España tapan una señal de 50 con un cagadon de cigüeña, y cien metros mas tarde te paran a darte los “buenos días”, en perfectisimo y amabilisimo idioma tocahuevos. Entonces, cuando ves a los demás acelerar, piensas “bueno, pero, y si son ingleses de estos locos que están haciendo carreras?”. Porque siempre existe el típico turista que se divierte haciendo saltar todos los radares del mundo. Yo diría que hasta hacen muecas cuando les tiran la foto; como en una atracción de Port Aventura. Y ademas, estos, un km mas tarde, te los cruzas a mitad de velocidad que tu; que estas aun intentando saber la velocidad máxima, y no te queda mas que sospechar que, en realidad, son paparazzis queriendo despistarte y esperando poder pillarte con las manos en la masa (cantando a gritos los mayores éxitos de la Niña Pastori).

Al final, cuando te decides a acelerar y exprimir los 3 caballos de la calesa; otro tramo en obras que se acerca, y que dura unos simple 150 km. Ya ahí piensas que, bueno, sin aun quedan mil por recorrer; al menos habrán 200 para probar la velocidad máxima. Y, una vez probada (70 km/hora en mi caso); no hay mejor noticia que darse cuenta de lo que consume el bicho; así que toca repostar.

En esos momentos aproveché para parar en un sitio turístico y precioso (no sé como se llamaban los monumentos, pero las alemanas eran monisimas) y pedí un traductor para comprender una enorme carta de comidas que, por el dibujo, no llegaba a descifrar.

  • Hola. Qué es esto?.

  • Salchicha en pan con salsa de salami.

  • Ah, y esto?

  • Hamburguesa de salchicha con carne de elefante picada.

  • Y esto?

  • Ensalada alemana volks wagen.

  • Y qué lleva?

  • Salchicha. Y mucha lechuga para que cueste mas caro.

Al final opté por una buena cerveza austriaca (solo para dar la vara) y todos los platos juntos para ayudar a digerir mejor la bebida.

Y lo mas jodido de todo, es hacerse tantos kilómetros y decir que yo prefiero las de Oscar Mayer, cuando me las fríe mi madre. Pero aun peor, es la poca cantidad de servicios que existen en sus autopistas; cosa nada agradable cuando te has zampado varios platos de Frankfurt.

Diréis lo que queráis de los alemanes y sus obras de ingeniería; pero, en lugar de hacernos pagar a los turistas por una viñeta; deberían poner mas servicios y aprovechar nuestro gusto por el frankfurt para convertirlo en biodiesel; y lo que sobre; hacer una tarta con una maqueta de la moncloa, y exhibirla justo a la salida de la frontera.

Se rumorea (no lo he comprobado) que en el paso fronterizo entre España y Alemania (Mallorca, vamos) se han sustituido los letreros para que el heredero de la LOGSE los entendiese. En lugar de Deuchtland, podemos observar, en blanco y negro y mil florecillas “Vente pa Alemania Pepe”.

Pd: Segunda parte cuando me inviten a una cerveza por esos parajes y tenga alguna anécdota que contar.

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