Cuando se habla de la I Guerra Mundial, el foco de atención se centra, no sin razón, en los Balcanes. Sin embargo, voy a hablar de dos incidentes gravísimos que ocurrieron en África.Esta historia comienza el 27 de enero de 1859, con una mujer muy joven, de apenas 18 años, que está de parto. No es una mujer cualquiera; es hija de la reina Victoria de Inglaterra, y está dando a luz a Guillermo II, futuro Káiser de Alemania.El parto es muy problemático, y se alarga demasiadas horas. La vida de la madre y de la criatura corre peligro, y posiblemente el niño sufriera de falta de riego en el cerebro. Ello explicaría lo extraño de su carácter, con ataques de furia y episodios depresivos.
Hubo una segunda crisis alemana en Marruecos, en el verano de 1911. En esta ocasión el desafortunado ministro Grey tenía que lidiar de nuevo con una noticia terrible: a su hermano George lo había matado un león en África.
Era un mal presagio.
Antonio Carrillo
(Por cierto, en 1918, con la guerra perdida, altos mandos del ejército alemán diseñaron un último acto dramático para la guerra. El Káiser, acompañado de sus generales, galoparía espada al viento enfrentándose en una acometida suicida contra las posiciones aliadas. Sería un final que acabaría en la memoria del pueblo por siempre jamás. A Guillermo, sin embargo, no le entusiasmó la idea, y prefirió escapar en un tren rumbo a Holanda, un país neutral en el que murió muchos años más tarde).