Primera noche en el hospital: Gastrointeritis

Por Ainara Moreno San Miguel

Desde el sábado parecía que la piccola no estaba 100%, pero como siempre se lo achacábamos a los dientes, no había ningún tipo de síntoma, solo que tenía fiebre y estaba un poco más decaída de lo normal. El día iba pasando y la fiebre iba subiendo, hasta que al final de la jornada empezó a hacer una caquita extraña. A mi me parecía que eran cagarrinas, pero el papi (que es “Mr. quita importancia y anti drama”) me decía que seguramente era debido a la dentición, aunque a mi no me convencía.

Esa noche lo pasó fatal, se despertó mil veces, tuvo 3 descargas de diarrea y la fiebre no cedía a pesar de la apiretal que le habíamos dado. El domingo cuando nos despertamos también me di cuenta de que no hacía tanta pipi como de costumbre, sus pañales no se mojaban como siempre. Y ahí me vino la duda y la preocupación… ¿No será que está un poco deshidratada? Entre todos estos síntomas, a las 11 decidimos llevar a la piccola a urgencias al mismo hospital donde había nacido, su casa!

Llegamos a urgencias y nos mandan directamente a Pediatría. La primera cosa que hace la enfermera es visitarla y nos dice que quiere coger una muestra de orina para analizarla, que para ello es necesario darle mucha agua bebida. Yo pensé, bueno, será bastante rápido, ya verás en breve hará pipí. Le dábamos agua cada dos por tres y se enganchaba al pecho constantemente, imagino para consolarse fuera por el dolor, malestar, la fiebre… Pero la doctora llegó después de 2 horas y la piccola todavía no había hecho pipí…  :( ¡Eso era mucho rato!

Después de que la visitará la doctora nos dijo que quería hacerle un análisis de sangre y que siguiéramos dandole mucha agua que quería verla hidratada. Ahí ya empezó mi preocupación… ¿Iban a pincharle y extraerle sangre a ese pequeño bracito? Bueno, no pasa nada… Me repetía a mi misma. Pero en el momento que la cogieron entre dos enfermeras y le hicieron la extracción, ahí no pude evitar que me viniera la impotencia y que que casi me cayera la lagrimilla. Me dio tanta pena ella… que no entendía lo que estaba pasando, que quería que la cogiera en brazos y que no dejaba de llorar. Encima ya sabemos que el ambiente del hospital dramatiza todo un poco y más de lo habitual, así estaba yo… un poco a lo drama mamá!

Nos quedamos esperando los resultados y de mientras la doctora nos repitió, “Por favor, que beba mucha agua!” Ahí llegó mi segunda preocupación… ¿No será que está deshidrata y por eso insiste tanto? El tiempo iba pasando… y nada de pipi :( Finalmente llegaron los análisis y la doctora se acerco a nosotros, se sentó despacio y muy amablemente empezó su explicación (ahí me esperaba lo peor, me recordó a la típica escena de Anatomía de Grey donde deben darle una noticia no muy buena a los padres). En resumidas cuentas parecía ser que el nivel de la bacteria era muy alto en la sangre de la piccola y que los glóbulos blancos estaban un poco bajos. parecía que tenía un poco de deshidratación dado el gran numero de descargas que había tenido durante el día. Así que para estar tranquilos y mantenerla hidratada, quería ingresarla y así poder hacerle un seguimiento de cerca.

Inicialmente, me pilló un poco mal esto de ingresarla. ¡Me imaginaba lo peor! Pero pasados unos minutos, me di cuenta que a pesar de ser un fastidio y de ser una decisión un poco alarmante, era lo mejor para ella. Lo bueno es que los papas podíamos estar todo el día con ella sin necesidad de seguir ningún tipo de horario de visitas, y que la mama se podía quedar incluso toda la noche a dormir con ella. Y obviamente, como me podéis entender, eso me tranquilizó… y MUCHO!

Por suerte la fiebre empezó a bajar a la largo de la tarde y no volvió a tener durante la noche, ni a la mañana siguiente. Además las descargas de diarrea se redujeron mucho, por ello al día siguiente a la tarde, después de 26 horas en el hospital, nos dejaron volver a casa con nuestro papi :) Los resultados del análisis de la caquita no nos permitieron saber que tipo de bacteria había tenido la piccola, pero ayer volvimos al hospital para una visita rutinaria con la doctora, y parece que todo procede fenomenal y que no nos debemos preocupar.

Simplemente seguir con mucha hidratación y una dieta “blanca”, o sea, mucho arroz, yogures, pescado y pollo al vapor, nada de fibras, plátano y manzanas.

Para mi sorpresa, en mi familia nadie lo cogió de forma dramática exagerada! Yo que pensaba “Ya verás cuando se lo diga a los abuelos…” Y en cambio, todos reaccionaron de forma muy realistica y me ayudaron con un “Ya verás que no es nada! Los niños son muy alarmantes, no te preocupes!” La única mi suegra, que como buena italiana, se puso a llorar nada más llegar al hospital a visitarnos… (estaban en casa pasando el fin de semana) si es que las suegras a veces tienen el tacto… escondido! Pero bueno, ha quedado como un punto anecdótico!

Gracias a todas las que nos habéis escrito estos días por Instagram y Twitter!! Sois lo más! BESITOS!