Quizá no lo cuenten como un gesto relevante, siendo el primero, y a primera hora del primer día de pontificado. Hablo de los grandes expertos vaticanistas que, mirando las cosas de tejas abajo y en plan político, con contadas excepciones, han errado en sus pronósticos, una vez más.
Esta mañana, como ayer anunció ante todo el mundo en San Pedro, el Papa Francisco (que aclaró el nombre elegido como el de Asís, no como el de Javier) ha estado rezando a la Virgen.
Pocos minutos después de las 8 de la mañana, en un coche negro y más bien pequeño, llegó a Santa Maria Maggiore, una de las principales basílicas romanas.
Y allí, primero en la capillla paulina, ante la imagen de la Madonna Salus Populi Romani, ha rezado. Luego ha cantado la Salve. Luego ha ido a la capilla Sistina de la misma basílica y ha rezado de nuevo casi media hora.
En esta visita, ha encontrado al sacerdote Ludovico Melo, confesor de la Basilica, y le ha dicho: "Voi siete i confessori, quindi siate misericordiosi verso le anime. Ne hanno bisogno".
Luego ha salido por una puerta lateral y ha ido a la 'Domus Internationalis Paulus VI', en la via della Scrofa, donde estuvo residiendo antes del cónclave, para recoger sus cosas. Allí habían quedado, esperando su vuelta.
El caso es que ha vuelto, pero sólo para recogerlas y llevarlas al apartamento pontificio.
Primeras horas de un nuevo pontificado.
Se leen en muchos titulares de prensa: "jesuita / argentino". Mejor hubiera quedado, quizá: "Dios y María / rezar / atender pobres / unir en la fe y el servicio / sobriedad / " ... Y cosas así.