Pues hoy ha sido el día… A pesar de haber dormido unas 5 horas, y no muchas más durante el fin de semana, ahora mismo estoy hiperactiva. ¿La razón? Pues supongo que la adrenalina que siempre me ha dado un pijama verde. No me preguntéis cómo he acabado vestida de este color, visitando los quirófanos en los que espero pasar muchas horas. Eso sí, es la primera vez que lo hago llevando puestas unas botas debajo. Una experiencia…
El viaje en metro no ha sido largo. He llegado en unos 40 minutos, y la parada está en la puerta, lo que ha venido muy bien a mi escaso sentido de la orientación. Allí, Carter, ha salido a recibirme (y es que he elegido este nombre porque allí le han visto crecer como cirujano y tanto adjuntos como residentes le consideran uno de los suyos). Es el primero que se puso en contacto conmigo, y ha sido mi guía esta mañana. Gran anfitrión, por cierto.
Al llegar me han invitado a un café, y me han presentado al staff. Cuando había bajado la guardia, me ha venido una pregunta sobre el Charcot Marie Tooth: Que he asociado enseguida con neuro… ¿Esto es cirugía general, no? Y entonces se han despejado mis dudas sobre si al hacer cirugía iba a tener que renunciar a parte de la medicina. Está claro (que me perdonen mis compañeros de las especialidades médicas) que la cirugía es el plus ultra de la medicina. Es dar un paso más, y llegar allí dónde la medicina se queda corta. Y está claro que voy a estudiarme esta tarde ese síndrome como otro par de cosas que he escuchado por allí. No me importa desconocer las respuestas la primera vez que me preguntan algo, pero si no lo sé la siguiente, sería un problema… Además ya sabéis que siempre me ha gustado que me presionen y qué es como mejor trabajo. Creo que me va a gustar este sitio…
Mi tutor me ha dado una especie de libro gordo de petete dónde aparecen los objetivos que tengo que cumplir en estos años y las normas de las guardias. La verdad es que parece difícil que acabe la residencia aprendiéndome el Sabiston, pero haré todo lo posible. De momento, para qué negarlo, impresiona un poco.
Después de conocer a los adjuntos, ha llegado el momento de conocer a mis compañeros de residencia. Una mujer todoterreno, que es capaz de compaginar muchas cosas en la vida, y que tengo que decir que ha encantado su manera de tratar a los pacientes y por qué no decirlo, también de tratarme a mí, y es que es una de estas personas que invitan a confiar en ella. Gran empatía la suya. Como grande ha sido la sorpresa que me he llevado al descubrir que uno de mis compañeros lo fue también de la Ruta, aunque después de 9 años y un cambio de look considerable, me ha costado reconocerlo. ¡Qué pequeño es el mundo! El otro residente es un chico muy chévere, que también me ha caído bien nada más conocerle. En fin, que la primera impresión ha sido mucho mejor de lo que me esperaba (y no me lo esperaba malo), y me cercioro nuevamente de que soy una persona con mucha suerte en la vida. Por si me quedaba alguna duda…