Hace unas semanas que llegué a Alemania y en este post pretendo contarles cuáles fueron aquellas cosas que me sorprendieron de la vida en el país teutón. Algunas las experimenté y otras me las contaron mis primos. Ellos viven acá hace desde hace bastante y es en su casa donde me estoy quedando. En la pintoresca y tranquila ciudad de Gießen.
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Reciclado de basura:
En Alemania se toman muy en serio el tema del reciclado de la basura. Como debería ocurrir en todo el mundo, todas las familias separan la basura por tipo; vidrios por un lado, papel y cartón por otro, plástico y latas por otro, restos de comida por otro (orgánico). Y no solo esto. Es muy común encontrar en las calles contenedores para reciclar el vidrio por color: verde, blanco y marrón. Y aún hay más. Lo que más me sorprendió de esto es que se puede llevar las botellas de plástico, de vidrio y las latas a los supermercados y dejarlos en una máquina donde por cada botella o lata te devuelven dinero o vales de compra. Es tentador salir a recolectar latas y botellas por la calle y depositarlas en éstas máquinitas para ganar algún eurillo. De hecho vi a algunas personas que lo hacen.
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Calidad de las cervezas:
Hablando de la bebida por excelencia, en Alemania, lo que me sorprendió es la calidad de todas las cervezas que tomé. Probé por lo menos 10 marcas distintas de diferentes tipos y sabores y me parecieron una mejor que otra. Investigando un poco sobre esto, me enteré que en Alemania el gobierno le exige a las cervecerías un mínimo de nivel de calidad en la producción y solo pueden usar los ingredientes básicos: agua (de preferencia de vertientes), cebada malteada y lúpulo. Ver Ley de Pureza de 1516. Con esto se aseguran que todas las cervezas que se producen en Alemania mantengan un alto margen de calidad.
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Bibliotecas ambulantes:
Me he encontrado en la ciudad con una especie de cabinas telefónicas al estilo donde se cambia Superman, con libros. Mi prima me contó que son bibliotecas públicas al aire libre. Es decir, que cualquiera puede ir y tomar el libro que quiere leer, llevárselo y cuando lo termine lo devuelve a su lugar. Mucha gente dona libros para que éstas bibliotecas ambulantes crezcan y ofrezcan más variedad de lectura. Una buena y excelente iniciativa que apoyamos en De Libros y Viajes. Similar a esto es Cazadores de Libros, el proyecto que lanzamos en Chivilcoy, Argentina, en marzo de 2017.
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Intercambio de comida:
También he visto Casilleros donde la gente lleva comida y la deja dentro de unos canastos. De esta manera cualquiera puede tomar el alimento que quiera. Este sistema está pensado para las personas que realmente lo necesitan. Los que pueden dejan los alimentos en esos casilleros y los que los necesitan, se los llevan. La mayoría de los alimentos que se comparte son frutas, verduras y comida no perecedera, ya que sería perjudicial llevar alimentos que van en la heladera por la pérdida en la cadena de frío.
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Muebles en la calle:
Otra cosa que me sorprendió de Alemania fue encontrarme con muebles usados en las vereda de las casas. Esto era un mito para mí. Lo había escuchado, pero hasta que no lo vi no lo creí. Según me cuentan mis primos, cuando las familias deciden cambiar sus muebles, cosa que hacen a menudo, los muebles viejos los sacan a la calle para el que los quiera se los lleve. No es raro encontrar en las veredas juegos de living que están casi nuevos, electrodomésticos, televisores y todo lo que te imagines. Así que si queres amueblar tu casa, date una vueltita por el barrio que seguro conseguís lo que te está haciendo falta.
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No hay animales sueltos en la calle:
Bueno. Me he encontrado alguna que otra ardilla o patos en los parques, pero lo que no vi son perros y gatos deambulando solos por la ciudad. Los pocos que me encontré iban paseando con sus amigos humanos con correa. Es entendible que estos animales, si estarían sueltos y vivieran en la calle, no sobrevivirán el crudo invierno alemán.
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Contenedores de ropas usadas:
Al igual que los contenedores de reciclado de basura, en Alemania te podes encontrar con contenedores de ropa usada. El sistema funciona de manera sencilla. Cuando tenes una prenda que ya no usas más, la llevas a estos lugares donde la depositas en su interior. Cada tanto algunas organizaciones de caridad se encargan de retirarlas y repartirla entre la gente que realmente lo necesita.
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Autos super baratos:
Pensaba que en Nueva Zelanda estaban los autos usados más baratos del mundo, de hecho compré una Van marca Toyota Estima con 7 asientos por NZ$ 2.400 y creía que no iba a encontrar en el mundo vehículos de menores valores que los del país kiwi, pero estaba muy equivocado porque Alemania se lleva todos los honores. Acá podés conseguir autos en excelente estado desde €100 Euros. A los que les interesa les recomiendo esta página: mobile.de. Les dejo esta foto de prueba para que vayan viendo con lo que se pueden encontrar.
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Objetos perdidos:
Mis primos me contaron que si alguien encuentra en la calle algún objeto extraviado, como mochilas, billeteras, ropas, entre otros, lo corren a un lado o lo dejan colgado en algún sitio bien visible, cerca del lugar donde fue hallado, para que la persona que lo perdió pueda encontrarlo con facilidad si lo vuelve a buscar.
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Huevos de colores:
Llegué a Alemania en época de Pascuas y me encontré con una curiosa novedad. Los huevos de pascuas están pintados. Ustedes dirán: eso no es una novedad. En casi todo el mundo los huevos de pascuas están pintados. La cuestión es que en mi país para pascuas se regalan los huevos de chocolate, en cambio en Alemania los que se colorean y se regalan son los huevos comunes de gallina.
Y bien. Estás fueron algunas de las cosas que me sorprendieron en las primeras semanas en Alemania. Si llego a saber de otras las estaré publicando en la página de Facebook del blog. Y si a ustedes les sorprendió algo de Alemania me gustaría que me lo cuenten los comentarios.
Nos leemos...
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