Y la primera consecuencia ha sido que, creo que por primera vez desde que soy padre, yo he contagiado a mis hijos. El primero en caer fue cangrejito, pero después le siguió cangrejín.
Así que aquí estoy, saliendo todavía del catarro con una tos que parece no querer extinguirse y dos niños que siguen fielmente mis pasos por este catarro anómalo.
La semana pasada, o la anterior, ya no me acuerdo, los lleve a los dos al pediatra, de hecho, creo que también es la primera vez que los he llevado juntos al pediatra.
Primero atendió a cangrejito, y mientras miraba a cangrejín, su hermano me hacía muecas y gestos para que me fijara en el panel que había a la derecha de la camilla. Una mampara de cristal opaca que hace las veces de biombo separador y expositor improvisado de algunos dibujos que los niños le han dedicado al pediatra a lo largo de los años.
Y también por primera vez, aunque los había visto no me había fijado, ya que cangrejín siempre llama la atención sobre los dibujos de la patrulla canina. Pues, por primera vez también observé el resto de obras hasta que dí con la que cangrejito quería que viera.
El pobre casi no podía aguantarse la risa, y luego me contaba que al ver el dibujo se imaginó a la madre toda contenta diciéndole a la niña: "Hija hazle un dibujo al pediatra cariño", y claro, la niña lo hizo con su mejor intención, pero parece de una película de terror.
Días le ha durado la tontería del dibujo, bueno nos ha durado, porque nos hemos reído mucho contándolo.
P.D: He ocultado nombre y edad de la niña, pero tengo que reconocer que a pesar de todo, el dibujo está muy bien para la edad que tiene la niña.