Los que me seguís desde hace tiempo seguro os acordaréis que mi hijo tiene un amorcito desde que comenzó el colegio. La cosa empezó allá por primero de Infantil, a sus 3 dulces e inocentes años. Aquella chica pizpireta, risueña y algo chicazo le cautivó desde el minuto uno. Jugaban juntos dentro del cole y poco a poco fueron también compartiendo tardes de parque, celebraciones de cumpleaños y fines de semana. Eran tal para cual.
En segundo de Infantil, 4 años, empezaron a oírse los primeros rumores de noviazgo. Sonrisas pícaras y amiguitos más espabiladillos que ellos fueron dejando caer que ¡eran novios! Y ellos no negaron los rumores, ya se sabe que el que calla otorga.