TODAVÍA HAY GRANDES SORPRESAS EN ALICANTE
Paseando por "Lo Mejor de la Gastronomía" coincidí con Primitivo Quiles, enésima generación de bodegueros del alicantino pueblo de Monóver, quien me fue presentado por un amigo en común. Al despedirnos, me sugirió que pasásemos por el stand de la bodega y catásemos su Gran Imperial, a ver que nos parecía. Me imaginé que sería un fondillón de los que precisamente había catado el día anterior y no le di más importancia. Mis acompañantes, sumilleres ellos con más años de profesión sobre los hombros, insistieron en ir a probar esa “joya”, por lo que así lo hice.
Ya en el stand y tras pronunciar el “santo y seña” a la impecable sumiller (Ana) que atendía a los visitantes, se abrió el baúl de los misterios y apareció sobre el mostrador una botella que no era la de los fondillones que había catado.
La etiqueta, sobria y clásica como caracteriza a los productos de la bodega, ya nos daba alguna pista y dejaba entrever una producción muy limitada (sólo 165 botellas en el tiraje de 2.010). Las palabras “Extra dulce” y “Vino Generoso”, junto con los 16º de alcohol también me ponían en antecedentes.
¿Un fondillón encabezado y con azúcar residual? ¿Una especie de PX, pero de monastrell? El impenetrable color caoba de su capa y la densidad al girar el vino en la copa iban más por el camino de la segunda hipótesis. La sorpresa viene en nariz cuando descarto la monastrell, ya que, aunque la madera lleva muchos años haciendo su labor, ya llevo los suficientes vinos rancios de monastrell catados como para saber que aquello no se correspondía con la uva alicantina. Junto a los tofees, maderas de sacristía, dátiles, orejones, tabacos, cacaos y arropes, que arrojaba a raudales en una sinfonía muy bien afinada, había unas notas muy personales que sólo las puede dar otra variedad cuyos terpenos son capaces de sobrevivir durante decenios, como aquí quedó patente. ¿Moscatel? “Bingo”, me dijo quien ya lo conocía.
Como nota negativa, la de siempre que se prueba un grande: ¡sabe a poco!. Espero hacerme con una botella del próximo tiraje y buscarle un hueco en el cuadro de honor de los grandes vinos que produce esta tierra. Se lo ha ganado a pulso.