Primo Levi. Vivir para contar

Publicado el 10 marzo 2010 por Santosdominguez @LecturaLectores

Primo Levi.
Vivir para contar.
Escribir tras Auschwitz.

Edición de Arnold I. Davidson.
Traducción de Albert Fuentes y Piero dal Bon.
Alpha Decay. Barcelona, 2010.
Leer a Primo Levi exige aún hoy un compromiso ético, político e intelectual: contra el racismo, contra el fascismo, contra la mentira. Corresponde a cada nueva generación la obligación de dar forma a este compromiso, escribe Arnold I. Davidson en la Nota a la edición española de las reflexiones de Primo Levi que Alpha Decay recoge en Vivir para contar.
Subtitulado Escribir después de Auschwitz, recopila en tres secciones textos poco conocidos de Primo Levi: la masacre, el revisionismo negacionista y una mesa redonda sobre la cuestión judía son los ejes de las tres partes en las que se organiza el libro, cuyo título arranca de unas palabras de Levi en un ensayo sobre Auschwitz y la necesidad ética de dejar testimonio de aquellos hechos:
No vivir y contar - escribía Levi-, sino vivir para contar.
La edición la ha preparado Arnold I. Davidson, profesor en las Universidades de Chicago y Pisa, que ha organizado los textos cronológicamente en tres capítulos: La masacre como fin en sí misma, Verdad y mentira y La huelga moral del fascismo.
Tres ejes que tienen como referencia común la necesidad de evitar el olvido del holocausto y combatir el revisionismo. Sin victimismo ni efectismo macabro, la tarea de Primo Levi es antes que nada una obligación moral:
No es lícito olvidar, no es lícito callar. Si nosotros callamos, ¿quién hablará?
Y así Levi se convierte en portavoz de muchos que sufrieron el exterminio, sometidos a una segunda muerte por el negacionismo, el olvido o el silencio cómplice ante unos crímenes que fueron posibles como locura de unos pocos y necio y vil consenso de muchos.
Contra esos buscadores de mentiras se levantan estos artículos de Primo Levi. A uno de esos revisionistas que intentan negar el holocausto y la destrucción sistemática y planificada de las cámaras de gas se dirige en estas líneas de Pero nosotros estuvimos allí:
Si usted niega la masacre cometida por sus amigos de entonces, debe explicarnos por qué los diecisiete millones de judíos de 1939 se vieron reducidos a once en 1945. Debe desmentir a centenares de miles de viudas y huérfanos. Debe desmentirnos a todos nosotros, los supervivientes.
Como en Si esto es un hombre, Levi nunca cede en estos textos a la visceralidad. La distancia y la objetividad a las que aspira se expresan con el lenguaje y la mirada del testigo superviviente, no con el lamento de la víctima ni con la ira de la venganza.
En 1955, en su primer texto periodístico sobre Auschwitz, Deportados. Aniversario escribía:
Somos hijos de aquella Europa donde está Auschwitz: hemos vivido en el siglo en que se ha torcido la ciencia y que ha alumbrado las leyes raciales y las cámaras de gas. ¿Quién puede estar seguro de que es inmune a la infección?
La razón y la sobriedad, la contención emocional y estilística son la mayor virtud intelectual de Primo Levi. Y su mejor ejemplo, el afán de imparcialidad que va más allá de lo estrictamente personal para aspirar a la universalidad, que sitúa la razón por encima de las particularidades del individuo y se impone el testimonio como un deber ético y estético:
Tenemos una responsabilidad mientras vivamos: debemos responder por cuanto escribimos, palabra por palabra, y hacer que cada palabra dé en el blanco.
Santos Domínguez