'Primum vivere', primero vivir...

Publicado el 19 febrero 2013 por Romanas

 Bueno, parece que ya lo he conseguido otra vez. Ya estoy solo. Al menos, intelectualmente. Como siempre me han atacado por lo mismo, porque sobrevivo, he tenido que bucear en el tema porque, coño, me obligaron a pensar si yo no estaba equivocado conmigo mismo y no era sino un jodido puñetero tío de ultraderecha porque, coño, lo conseguí trabajando en nada más que 5 sitios a lavez, Telefonica, Cope, diario La Verdad, CNS y como cineforista en los colegios de Alicante, pero lo cierto es que aquel tipo que tenía la cabeza y la ropa llena de piojos ya ni siquiera pasaba hambre, coño, diría la señora aquella que me quiso expulsar de su hospital, "adonde va este puñetero muerto de hambre, que se joda, coño, que se joda".  Y juro por todos mis muertos, entre los cuales se halla mi madre, la persona más buena que he conocido, que nunca hice nada malo para tener con que quitarme la piojera y para comer, sólo trabajar, como un poseso, sólo 21 horas al día, y no sé si habrán fijado ustedes, mis queridos lectores, TRABAJÉ NI MÁS NI MENOS QUE EN LA COPE, EN LOS JODIDOS SINDICATOS VERTICALES, EL LA VERDAD, QUE NO ERA SINO DE LA EDITORIAL CATOLICA, Y EN LOS COLEGIOS RELIGIOSOS, coño, lo reconozco es muy difícil presentar un "curriuclum" peor.  Pero es que no encontré otra cosa, lo vuelvo a jurar, y había pasado ya tanta hambre y miseria que por comer y no rascarme tanto incluso me hubiera tirado por un puente pero ahora viene uno de estos jodidos puristas y me dice, “si, amigo, claro que debiste tirarte por un puente, antes que trabajar en todos eso sitios, réprobo, canalla, más que canalla”.  De modo que tuve que ponerme a pensar, antes de suicidarme otra vez, si todos estos impolutos críticos de los cojones tenían razón y tuve la fortuna de toparme con la biografía de Marx, el summum de la izquierda. ¿O no?  Resulta que Marx, cuyas ideas nos han redimido a todos incluso a esos canallescos tipos de la derecha, vivió toda su puñetera vida sin hacer eso que se considera trabajar realmente, sino que lo hizo toda su vida a expensas del CAPITAL que tenía su amigo y cofundador Engels, jodidos tipos éstos, coño, anatema con ellos, leche. Hasta ahí podíamos llegar.  Hay quien piensa y dice que la mayor parte del talento humano está en la izquierda, no hay mayor falsedad. Lo aseguro. Por eso estamos perdiendo la batalla en todos los frentes. Hemos aceptado que la señorona de Alicante, que me quería expulsar de su hospital, se cargue de razón.  Es lo que más me maravilla de todos esos razonamientos que acabáis de hacer para convencerme de que estoy equivocado y que, paradójicamente, han producido el efecto contrario, por eso yo, el otro día, me alegraba tanto de que hubierais empezada a venir a aquí no sólo a leer sino a dar vuestra propia opinión. Perdonadme la suprema inmodestia de separarme del rebaño. Yo no creo, ni por un momento, que todo hombre de izquierda no sólo sea un anacoreta sino que además debe vivir como tal.  Eso, precisamente eso, es lo que propugna, siempre ha propugnado la ultraderecha porque el triunfo de este jodida y simplicísima idea representaba su triunfo absoluto para la eternidad.  Y, según parece, lo ha conseguido, como también ha conseguido imponer ese paradigma  que tanto parece que os irrita y que no es sino la otra cara de la misma moneda: que el liberalcapitalismo no puede tener ya ninguna clase de oposición. Si admitimos, como todos vosotros parece que admitís, que la izquierda, como se decía del Ejército, es una religión de pobres, coño, estáis dándole la victoria en bandeja y para siempre a la ultraderecha PORQUE ESO ES PRECISAMENTE LO QUE ELLA QUIERE, LO QUE ELLA ANHELA, BUENO, ANHELABA PORQUE YA LO HA CONSEGUIDO.  Si la izquierda ha de vestir  harapos e ir descalza, ya está todo dicho, ni siquiera hay que pelear por nada porque ésa es la TEORÍA, LA DOCTRINA, EL JODIDO DOGMA DE LA ULTRADERECHA.  Pero olvidáis, o hacéis como que olvidáis, que la pobreza de los demás y el enriquecimiento propio son los dogmas sacrosantos de la derecha y que mientras la izquierda ame y practique la pobreza nunca, nunca, nunca sacará los pies del plato, porque para aprender a luchar y a vencer hay que aprender toda la jodida sabiduría de este canallesco mundo y nunca lo conseguiremos si no tenemos el dinero suficiente para que nuestros hijos puedan comer y al propio tiempo ir, primero, a la escuela, después, al colegio, luego, al instituto y, por fin, a la universidad, como hacen todos, absolutamente todos los hijos de ELLOS.  Coño, no sé como no os dais cuenta de que le estáis dando toda la razón a ese talentoso guía intelectual de la ultraderecha española, Mariano Rajoy,  que dice, en los 2 únicos textos que parece que ha sido capaz de escribir, que la desigualdad no sólo es el estado natural del hombre sino que además es así como debe de ser.  Si ellos tienen toda la razón del mundo al reclamar la exclusividad en la ocupación de los Consejos de Administración de las grandes empresas, si los hombre y las mujeres de izquierda deben de trabajar como bestias aspirando sólo a vivir en la pobreza más evangélica, ¿quién coño va a querer trabajar en la izquierda, los santos?  Pero ¿no habíamos quedado en que no hay santos, en que no puede haberlos porque el hombre es un ser de necesidades perentorias, desfalleciente, dijo el de Aquino, una puñetera mierda pinchada en un palo, digo yo, a mucha menor altura, desde luego, pero con la misma carga de verdad?  ¿Por que coño, si no, creéis que la mejor teoría nunca pensada, mucho mejor, ya lo he dicho mil veces, que la del cristianismo, "de cada uno todo lo que pueda dar, a cada uno según su necesidad", se ha ido a hacer puñetas en todos los países con economía socialista real del mundo?  ¿Porque no era cierta como proposición matemática de la perfección humana?  No, coño, no, joder, que esto ya lo saben hasta en 1º de preescolar: porque está inscrito, en lo más profundo de nuestra naturaleza, el canallesco egoísmo, el instinto depredador de aprovecharte siempre, en todo momento, de los demás, claro, excepto que uno sea realmente un santo pero creo que lo acabamos de decir, santos, lo que se dice santos, realmente no hay.  Y todo esto no quiere decir que los gobernantes de izquierda deban de buscar ni siquiera aceptar el enriquecimiento personal, ya he expuesto sobradamente por aquí mi admiración por esa fabulosa imagen de Castro y Chávez, charlando animadamente, después de la 1ª operación de éste, con un par de refrescos colocados SOBRE UNA SILLA, no ya sobre una mesa normal, como la que nosotros tenemos en nuestras casas, no, sobre una puñetera silla y dije entonces que yo no había visto una tal austera pobreza ni siquiera en los monasterios de clausura.  Pero si nosotros aceptamos el dogma de la ultraderecha de que la izquierda ha de vivir en la mayor pobreza como hemos aceptado casi tan mansamente que no es posible otro paradigma económico que el liberalcapitalismo, habremos aceptado mansa y estúpidamente los presupuestos de nuestra propia derrota, para siempre, porque nuestros hijos nunca podrán competir en igualdad de condiciones con los suyos.  Yo esto lo aprendí hace muchos, muchísimos años, cuando don Francisco, mi maestro de 1ª enseñanza, no sólo convenció a mi madre para que “me dejara” estudiar renunciando a las 5 pesetas que yo ganaba en la fábrica de conservas vegetales de Pepe Hernández, retirando de las mesas los huesos de los albaricoques, y le propuso que hiciera lo mismo con mi hermano Jesús, porque le dijo que aún era mejor estudiante que yo, y mi madre le contesto  que era imposible renunciar a las 10 pesetas diarias que él ganaba picando piedra en los jodidos canales del Taibilla. Mi hermano, hoy, es manco de la mano derecha y cobra 700 euros mensuales de pensión. Si en mi familia hubiera entrado entonces el dinero suficiente, mi hermano tendría la mano en su sitio y seguramente cobraría un poco más.  No es renunciando a la suficiencia económica, para que ELLOS GANEN MAS, no es negándonos a aceptar puestos en los Consejos de Administración, donde, entre otras cosas podemos luchar con nuestros votos contra las decisiones injustas, como vamos a ganarle nunca la batalla a la ultraderecha que gobierna el mundo. Es absolutamente necesario que nuestros hijos tengan los medios de toda clase necesarios para sentarse en los Consejos de administración de todas las empresas del mundo, porque es allí donde se va a decidir el destino de todos nosotros.