El 70% de la película se trata de una coreografía perfectamente interpretada al ritmo de la músicaAcabo de volver del cine. Hoy he ido a ver con mi hermano una película que ya lleva unos días en cartel (y unos añitos en nuestras videoconsolas) pero no por eso iba a dejar de hablaros de Prince of Persia: las arenas del tiempo
Antes de empezar a mojarme en opiniones y valoraciones creo que es justo que sepas que Prince of Persia ha sido uno de los juegos de mi niñez y que me he pasado horas sentado frente a la pantalla de la PS2 intentando cortar cabezas a diestro y siniestro y resolver aquellos maravillosos puzles que te hacían estrujarte el cerebro. Bueno, pues ya con todas las cartas sobre la mesa me suelto la lengua.Una de las cosas que más me ha gustado de la película es que, pese a que no es fiel al libro, -algo que era más que probable - , si es fiel al formato del videojuego. Me explico, la película se mantiene fiel en su guión y en su composición a las estructuras narrativas del juego. Ya desde casi el principio, cuando tienen que abrir unas puertas (frase que intencionadamente evita un spoiler para el lector exigente), se muestran las alternativas y las posiciones tal y como se hace en el juego original. Con esos rápidos movimientos de cámara que nos ponen en situación. La película está llena de perlas de este tipo para los fans del videojuego, los movimientos del príncipe, los “encontronazos” con la princesa…
También hay que destacar que el 70% de la película, si no es más, se trata de una coreografía perfectamente interpretada por los actores al ritmo de la música deHarry Gregson-Williams. Los saltos del príncipe por los tejados en las persecuciones (que son varias en la cinta) están magníficamente orquestados y muy bien montados. Como diría Manu, los planos no aburren. Cada giro, cada salto, se ajusta a la melodía. La acción se detiene cuando esta se relaja y resulta más trepidante cuanto más rápido se suceden los acordes. Sin duda, se merece un 10 en este sentido. Esto quiere decir que el otro 30% lo compone la historia. Una aventura entretenida, con su malo, su bueno, su buena (en los dos sentidos), sus dudosos, su personaje insoportablemente gracioso, su secundario sacrificado y sus cientos de extras. Sin embargo lo que es contenido… no tiene mucho. Un trasfondo moral más que evidente y pare usted de contar.
En resumen, una película de tarde entretenida, para no pensar mucho, dejarse impresionar (y eso que no ha abusado de los efectos especiales) y que mantiene la tensión de la aventura, y la sexual, hasta el último momento pero, perdonadme que os lo desvele, es de la factoría Disney.
El séptimo arteFriki corp.Cineticias