Principios Básicos (7): Abrirse al mundo

Por Kheldar @KheldarArainai

Una sencilla enunciación que esconde algo tan complejo como es el hecho de no esconderse detrás de una sucesiva serie de “capas”, con las que negamos al resto la posibilidad de saber realmente quiénes somos o qué nos ocurre.

Por experiencia propia, tanto estando en el papel de quien no se abre como estando en el papel de alguien a quien no se abre otra persona; puedo decir que es un asunto sufrido. Si bien el sufrimiento tiene una relativamente fácil solución… Y varias otras, que aunque no conducen al mejor resultado -la comunión con el resto-, también atajan la situación.

Yo prefiero referirme antes al intento de abrirse al resto para permitir que las personas importantes para nosotros tengan verdadera muestra de esa importancia siendo conscientes de los problemas que nos aquejan… Aunque yo mismo haya tenido grandes problemas para llegar a esto y muchas veces siga prefiriendo que ciertas cosas se queden entre mi persona y la nada.

Pues también pienso que en ocasiones, hay cosas que no se puede o no se sabe cómo compartirlas. Y lo he vivido varias veces a lo largo de los últimos meses. Como ya digo, tanto en mi persona como en personas cercanas a mí. Y otras no tan cercanas.

De cualquier manera, de lo que hablamos hoy aquí es de no limitar aquello que sí se puede y se quiere compartir ni esconderlo, y menos aún por el consejo de personas que en su infamia se atreven a sugerirte que participes del baile de máscaras en el que ellos mismos se han metido, intercambiando falsedades y ganando en sufrimientos a posteriori. ¿Es eso lo que verdaderamente os parece una buena vida social y personal?

En el artículo introductorio de los Principios Básicos habíamos hablado de éste séptimo principio del siguiente modo:

  • Abrirse al resto y “hacerse vulnerable” es preciso para la reciprocidad.

¿Por qué hablo de “hacerse vulnerable”…?

Porque hay quien en su delirante concepción del mundo, te juraría sobre la tumba de sus padres que no has de mostrar sentimiento, emoción, o reacción humana de cualquier clase. Solamente tienes permitido ser una máscara de piedra, ajeno a todo cuanto pase, privado de todo sentido y sensibilidad de las cosas que hagas o te ocurran, y convertido de lleno en un autómata.

Y los seres humanos no fuimos creados como tales. Está en nuestra naturaleza sentir, y poder disfrutar de lo que sentimos. Está en nuestra naturaleza compartir nuestras emociones y sensaciones. Está en nuestra naturaleza el reaccionar a aquello que nos ocurre, y es cuando nos negamos la posibilidad de reaccionar cuando empezamos a hacernos daño a nosotros mismos.

No nos aceptamos siendo humanos, y es nuestra propia humanidad la que nos hace daño por negarla. Siendo una condición inexorable, ¿qué sentido tiene luchar contra tu misma esencia? ¿Qué clase de persona es capaz de sucumbir a la idea de tal despropósito? El sufrimiento, la ira, la soledad; están entonces plenamente asegurados.

No se trata de hacerse inmune. Se trata de aceptación de la propia condición y circunstancia. Se trata de darse permiso para sentir, ser y hacer lo debido.

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¿Por qué hablo de reciprocidad?

Porque rara vez consigue una persona que otra se abra si por su parte no está siendo abierta con la otra persona. Aunque hay distintas aplicaciones y distintas maneras de abrirse, las situaciones en las que se da esa apertura de cara al otro facilitan con mucho todo intento de llevar las cosas a mejor.  

Sea en el campo de los estudios, en el trabajo, o en tu vida personal; si te abres a los demás (siempre con un poco de cuidado y buen criterio, porque en ocasiones hay quien no dudaría en aprovecharse de ti) sales ganando. Por norma general, y sirviendo de ejemplo a esto; si te están tratando de ayudar y no te abres, tan solo te perjudicas.

Sea cual sea la ayuda que tratan de darte. Te niegas la posibilidad de que esa ayuda surta el efecto deseado y debido. Te niegas a dejar que se solucione.

Nada ni nadie puede ayudar a quien se niega la ayuda y además de ello se niega a sí mismo su propia condición y circunstancias.

Y eso es lastrarse uno mismo a la pena, al dolor y a la imposibilidad de cambiar.

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Hoy día, en Internet se pueden encontrar cuestiones tan curiosas como artículos para salir de la depresión post-ruptura de una relación, de uno de los cuáles voy a tomar una parte en forma de citación, para dar a entender mi postura:

Es importante dejar que los demás sepan que se busca afecto y mostrarse tan sincero como la situación lo permita acerca de los propios sentimientos. Al abrirse, hablar o preguntar a quien nos interesa, hay mucho que ganar, porque la gente está dispuesta a responder con afecto cuando alguien se muestra accesible.

Aceptar las muestras de cariño es fundamental para romper el aislamiento. Para que a uno le aprecien, hay que exponerse a las situaciones en que esto sucede, dedicando tiempo a la ternura y a quienes uno quiere más. Hay que aprender a asimilar las expresiones de afecto o los halagos.

También es importante escuchar. Abrirse a la gente, escuchándoles, es una forma de hacerles felices y enriquecerse: por ejemplo, preguntándole a alguien sobre algo de lo que desea hablar y pensando en lo que se tiene en común con esa persona mientras ésta se expresa.

Buena parte de las desavenencias se originan en que unos no saben lo que quieren los otros. Por eso es conveniente pedir explícitamente lo que se desea.

Según los expertos, una de las mejores armas para conectar con los demás es la sonrisa. Al mirar a quien se habla y escucharle con atención, los demás se acercan naturalmente.

Pero no hay que intentar relacionarse a cualquier precio; hablar, asentir y escuchar no basta para comunicarse: hemos de expresar nuestras opiniones, tanto a favor como en contra. Renunciar a la soledad no significa renunciar a uno mismo.

Para aumentar las posibilidades de conocer gente, el doctor Gento aconseja conocer y explorar los escenarios, momentos y actividades más sociales: “por ejemplo, matricularse en un cursillo, practicar un deporte o afiliarse como voluntario a una organización no gubernamental, son opciones eficaces para romper el aislamiento, porque nos obligan a relacionarnos”.

Los bares, pubs y discotecas son lugares pensados para favorecer el contacto entre las personas; y los museos, ferias y conciertos también son sitios propicios para conocer gente, según este especialista, que también aconseja “participar en sucesos públicos como fiestas populares, inauguraciones, celebraciones, conmemoraciones, exposiciones y mítines, los cuales son buenas ocasiones para relacionarse”.

Como propuesta reflexión final para todo lector que haya llegado hasta aquí… ¿De cuántas formas de abrirse a los demás hemos hablado? ¿Consideras importante el abrirse a los demás o lo ves innecesario/inoportuno? ¿Por qué?

No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos.” Hermann Hesse

Continuamos en la octava parte. ///  Si te perdiste la parte anterior

Abrazos,

Kheldar