Principios de economía doméstica

Publicado el 11 junio 2012 por Lparmino @lparmino

Los recortes sociales podrían incrementarse tras el "rescate"
Fotografía: Luis Pérez Armiño

El principio económico es básico: existen ofertas para satisfacer determinadas demandas que, a su vez, generan esas ofertas. En base a este principio fundamental se elabora todo un complejo abstracto que ha debido escapar de las manos de sus creadores, emancipándose en forma de monstruo cruel y despótico que somete todo lo que encuentra a su paso. La economía es motor básico en el desarrollo humano. Pero si antes era el vil metal el que decidía destinos, hoy ni siquiera el asunto es monetario ya que el sistema financiero ha impuesto la abstracción económica en términos de una entelequia de difícil comprensión para la mayoría de los mortales.

Protestas contra los recortes y la "política de austeridad"
Fotografía: Luis Pérez Armiño

Las teorías de los grandes mercados se me antojan incomprensibles y soy incapaz de entender las complejas relaciones financieras que determinan el acontecer diario de miles de millones de personas en la actualidad. Supongo que habrá en los grandes centros de decisión un gran cerebro pensante o un super – ordenador capaz de procesar en cuestión de nanosegundos millones de datos económicos y cuyas conclusiones establecen las directrices macroeconómicas. Yo, mientras tanto, sigo concibiendo estos asuntos en base a mi economía de subsistencia, más bien de supervivencia, basada en aguantar lo máximo y llegar a final de mes con la mayor decencia posible teniendo en cuenta lo paupérrimo de mis ingresos. Es fácil entender, entonces, que términos como “prima de riesgo”, “compra – venta de deuda”, “diferenciales de interés” y tantos otros conceptos me resulten incomprensibles y demasiado alejados de mi realidad cotidiana basada en minimizar en lo posible los gastos básicos del día a día.
Tomando en cuenta estas consideraciones, a saber, mi ignorancia sobre la “lúgubre ciencia”, el actual “rescate” – “línea de crédito” de Europa para con nuestra enferma banca me plantea una serie de dudas sobre la cuestión económica.

La clase política ha demostrado no saber estar
a la altura de las circunstancias
Fotografía: Luis Pérez Armiño

La primera es la referente al sistema económico en sí. El hombre desde que es tal ha basado su sistema de subsistencia en el aprovechamiento depredador de los recursos. Sin embargo, la materialidad del asunto económico, concretado por ejemplo en la obtención de caza y otros recursos básicos, ha ido abstrayéndose poco a poco hasta constituir una especie de limbo financiero. Existe un sistema económico global resultado de un lento proceso iniciado con los sistemas precapitalistas y la expansión europea de finales del siglo XV. Pero todo ese entramado financiero se ha ido diluyendo poco a poco hasta conceptualizarse en términos y vagas ideas que han deconstruido el régimen económico tradicional basado en el intercambio de bienes. En la actualidad, el sistema se sustenta en el intercambio de conceptos abstractos y cantidades ingentes de dinero inmaterial. Es decir, a mi simple consideración, nuestro actual sistema se basa en pura abstracción o, incluso, imaginación. No existe como tal.
La anterior consideración me llevaría a otra de mayor calado: la insistencia en otorgar la primacía a un sistema económico, el capitalista, uno de cuyos principios es la necesidad imperiosa de periodos de vacas flacas para asegurar los de vacas gordas. En esa especie de montaña rusa, el problema es cuando te toca vivir abajo. ¿No existe otro sistema que intente buscar solución a este continuo vaivén y asegure una cierta estabilidad y bonanza general y más equitativa?
Me parece que la respuesta es obvia: quizás exista ese sistema idílico pero no interesa a la plutocracia que en la actualidad ostenta el control del sistema financiero internacional.

El "rescate" en principio sólo afectará
al sistema financiero
Imagen

Esta reflexión me lleva a mi último interrogante: si evidentemente las clases en el poder financiero no están dispuestas a ceder réditos de sus ganancias, en el caso del “rescate” – “línea de crédito” abierto al Gobierno español, ¿quién pagará la devolución de este “rescate blando” – “préstamo” teniendo en cuenta que otro principio básico de la economía de mercado es no dar duros a cuatro pesetas? Me aterroriza la idea, pero podría apostar parte de la deuda española que los de siempre. España es un país que está demostrando con creces que puedes salir bien parado de cualquier desmadre que cometas. De hecho, cuánto más grande sea tu desfalco, más posibilidades de salir sin mácula y con una cuantiosa indemnización en el bolsillo. No creo necesario entrar en consideraciones vacías sobre el uso del término “rescate” o no. Son muchos los que sostienen que España y su economía estaban intervenidas desde hacía tiempo. Sin embargo, el Gobierno se ha comprometido a devolver más o menos unos tres mil millones de euros en intereses que sí van a repercutir en el déficit. De nuevo, vuelve a sonar como un globo sonda la subida del IVA, la congelación de las pensiones, etc., y los bancos, auténticos especuladores que han provocado una de las peores crisis financieras del país, recibirán sus “rescates” – “recompensas” para paliar los excesos de sus actividades cuasi – fraudulentas que han llevado a la ruina a millones de españoles de a pie.
Estas cuestiones son las que me asaltan al reflexionar sobre la cuestión del “rescate” – “línea de crédito” y la banca española y me lleva a plantearme, por último, ¿no es demasiado evidente que nuestro sistema se ha equivocado y que seguimos alimentando el error?
Luis Pérez Armiño