Principios: la importancia del descaro

Por Kheldar @KheldarArainai

Para hoy me rescato a mí mismo de entre las telas del pasado en un artículo que ha desaparecido puesto que fue ofrecido como colaboración a una persona que parece valorar antes su clientela que sus amistades… ¿Qué descarado soy, no?

Si señores, el descaro. Algo que toda la vida han condenado una otra y otra vez al punto de casi anatemizarlo. Algo tan bien guardado porque hace maravillas.

Día tras día, veo, siento y comprendo cada vez más la importancia del descaro.

Ejemplos recientes me han llegado a brindar frases como “debes saber que tal y como te has comportado conmigo, con un mínimo de confianza me siento muy atraída por ti”. O incluso afirmaciones del tipo “eres alguien necesario en este mundo”, anoche mismo.


¡Bendito descaro! Uno de mis amigos, además alumno mío en ciertas lides, creía hasta hace muy poco -hace muy poco en el momento de escribir esto- haberla cagado con una chica, y me la presentó como una especie de “si no la tengo yo no quiero que la tenga otro que no seas tú“. Cosa más rara no he visto en mi vida, conste.

Sucede entonces que yo, con todo mi gran descaro pero no exento de sutileza y aunque muchos duden de que la tengo, bastante mano izquierda; le sonsaqué a ella que no sólo no la había cagado, sino que ella misma creía haberla cagado y se culpaba por notarlo distante. Vamos, que los dos creían haberla cagado y estaban mal por nada.

Gran diferencia entre un rechazo real, y una oportunidad mal interpretada.

El final de esta situación me lo reservo por respeto a la ya traspasada intimidad de la misma entre nosotros tres, pero os hago saber que la situación fue por un tiempo mucho más favorable para él, gracias al descaro que tuve. Luego se la cargaron solitos.

Traduzco al seduccionero, para algunos de mis seguidores más adoctrinados. Ahí os va:

Juggler y DeAngelo remarcan bastante la importancia del descaro (o algo aproximado, en versión americano) con sus teorías del SOI o declaración de intenciones/intereses, y el comportamiento cocky&funny, más conocido aquí como las teorías del “ADIS” y del “chulifresco divertido” gracias al oportuno plagiete de mano de los del proyecto SC.

Personalmente, chulifresco divertido o cualquier variante del mismo (al parecer ahora hay una llamada chulifresco encantado y puede que haya más) me pega menos que nada para la idea de ser un dulce cabroncete o, en el sentido literal del término original de DeAngelo, “divertido y provocativo“.

Pero no estoy aquí para criticar a nadie. Quizás si a aquellos que, un poco ingenuamente, han llegado a malograr la importancia de tener tu cierto descaro muy bien calibrado para saber siempre hasta que punto llegarías con cierta persona, y a cual aceptaría ella llegar.

Y está bien claro que el que no llora no mama…

Así que berrea si quieres ser un mamón.

Es importante el descaro para afirmar lo que te gusta y no te gusta de una persona, de su físico o de sus ideas, de su personalidad o su forma de actuar. Muchas veces conduce a una corrección en términos de mejora y se consigue un bienestar común.

Y por otra parte es una manera COJONUDA de mostrar ciertos valores.

Es importante para dejar claro lo que puede ocurrir en ciertas ocasiones y en ciertas otras, para dejar claro lo que quieres que ocurra y lo que quieres conseguir.

Es importante para entrar y abrir, para escalar, para finalizar y sobretodo para follar, cosa que muchos que le den más crédito a la cabeza de abajo deben comenzar a ver, porque mucho debe cambiar la situación para que la noche no acabe en paja.

Y no sólo es importante el descaro en términos conversativos, sino también el cierto descaro para comenzar acercamientos físicos, e incluso para picar a una persona con una caricia, un gesto, un golpecito, un pellizco…

Para tomar confianza y comodidad físicamente hablando, vaya.

El cine y las series de televisión dan muchos ejemplos de personas con descaro que tienen además unos toques que lo hacen irreal y encantador al mismo tiempo (por ejemplo, Charlie Harper  en Dos hombres y medio o Barney Stinson en Cómo conocí a vuestra madre, cualquier Stiffler -menos Erik- en las películas de American Pie…)

Pero para ver el mejor ejemplo de descaro, tan sólo tienes que buscar el producto nacional. Y no me refiero precisamente a los poetas de andamio. Tienes otra opción, conocerme a mí o preguntar sobre mí a cualquiera que me conozca o haya trabajado conmigo. Los que quieran putearme serán los que más gracia te hagan.

Sin embargo, por mucho que te cuenten creo que preferirás no perder la oportunidad de disfrutar viendo y asimilando por ti mismo la experiencia. Lo que ahí pueda ocurrir, se mantendrá como sorpresa para quien quiera descubrirlo.

Y como se deja ver de estos últimos párrafos, también es importante el descaro para afirmarse sin tapujos a uno mismo.

Porque mucha gente no conoce la diferencia entre ser modesto (lo cual se basa en aceptar como cierta tu realidad personal independientemente de como sea, además de poder hablar de ella tal como te plazca), y ser hipócrita (rechazar de plano lo que uno es, pretendiendo ser “modesto”).

Abrazos con todo el descaro del mundo (y no me toques el culo o te restriego el cebollar).

Kheldar