Una posible respuesta la podríamos encontrar en la fórmula de talento de Dave Ulrich: Talento = (Sensibilidad + Capacidad) x Compromiso En el caso de la peli, se ve claramente que Driss tiene una sensibilidad especial para cubrir con creces su falta de conocimientos en enfermería. Es su gran actitud y sobre todo su gran compromiso lo que permite que aflore su valor diferencial y único. Llevando esto al mundo profesional en el que nos movemos, se traduce en que las personas que disfrutan de su trabajo y creen en lo que hacen, no solo tienen niveles de satisfacción mayores sino que son más productivas, están más comprometidas con su trabajo, su equipo y con su compañía. Esto genera gran valor añadido a la organización. Uno de los retos del siglo XXI en la gestión de las personas está en conseguir que los lideres y managers encuentren sentido a lo que hacen y así, sean capaces de generar una experiencia de pasión, convicción y entusiasmo por los proyectos en los que se involucran de tal forma que dejen un sello o marca personal en la organización y en sus equipos. Equipos, que a su vez replicarán un modelo que conduce a la excelencia y al éxito. Ya lo decía El Principito “lo esencial es invisible a los ojos”. Esa esencia es individual (de cada uno), y es la clave para marcar la diferencia. Así pues, en las organizaciones debemos de fomentar situaciones en las que las personas puedan ser ellas mismas, se las valore por lo que son y su aporte al conjunto a la organización. De esta forma se consigue generar un ambiente de confianza diferencial. De hecho, sólo en los mejores lugares para trabajar se cumplen las siguientes premisas: “hay confianza en la gente para la cual se trabaja, se siente orgullo por lo que se hace, y la gente disfruta de la gente con la que trabaja”.
Una posible respuesta la podríamos encontrar en la fórmula de talento de Dave Ulrich: Talento = (Sensibilidad + Capacidad) x Compromiso En el caso de la peli, se ve claramente que Driss tiene una sensibilidad especial para cubrir con creces su falta de conocimientos en enfermería. Es su gran actitud y sobre todo su gran compromiso lo que permite que aflore su valor diferencial y único. Llevando esto al mundo profesional en el que nos movemos, se traduce en que las personas que disfrutan de su trabajo y creen en lo que hacen, no solo tienen niveles de satisfacción mayores sino que son más productivas, están más comprometidas con su trabajo, su equipo y con su compañía. Esto genera gran valor añadido a la organización. Uno de los retos del siglo XXI en la gestión de las personas está en conseguir que los lideres y managers encuentren sentido a lo que hacen y así, sean capaces de generar una experiencia de pasión, convicción y entusiasmo por los proyectos en los que se involucran de tal forma que dejen un sello o marca personal en la organización y en sus equipos. Equipos, que a su vez replicarán un modelo que conduce a la excelencia y al éxito. Ya lo decía El Principito “lo esencial es invisible a los ojos”. Esa esencia es individual (de cada uno), y es la clave para marcar la diferencia. Así pues, en las organizaciones debemos de fomentar situaciones en las que las personas puedan ser ellas mismas, se las valore por lo que son y su aporte al conjunto a la organización. De esta forma se consigue generar un ambiente de confianza diferencial. De hecho, sólo en los mejores lugares para trabajar se cumplen las siguientes premisas: “hay confianza en la gente para la cual se trabaja, se siente orgullo por lo que se hace, y la gente disfruta de la gente con la que trabaja”.