La primera parte de Prisioneros me resulta sobresaliente, no sólo me recuerda a Incendies, sino que también, me trae a la cabeza otro drama de unas características similares y narrado con la misma frialdad como es La Caza. La película se acerca especialmente a la odisea de un padre que no sabe cómo actuar. Un personaje, al que da vida Hugh Jackman, en la que es de lejos la mejor actuación de su carrera, con unos matices tan ricos que permite entender todos los dilemas morales con los que se tiene que enfrentar. Este hombre llamado Keller Dover es un hombre que cuida a su familia, creyente y que siempre se encuentra preparado para combatir cualquier situación. Cuando vea como el que todo parece indicar que es el asesino de su hija, es liberado por no tener pruebas contra él, tratará de tomar la justicia por su mano, secuestrándole y torturándole con el afán de encontrar una respuesta. En esta primera mitad de la película, muy distinta a su segunda parte, Villeneuve habla de muchas cosas. Habla del miedo, de la ira, de pedir perdón y de aprender a perdonar, de la fe, de cuestionarse a Dios y preguntarse cómo actuar. Lo cuenta de una forma que me da muchísimo miedo, consigue aterrarme por completo, con el rostro de Paul Dano (¡qué magnífico actor!) escondido tras unas enormes gafas. El enfrentamiento moral con el que tiene que luchar Keller Dover es algo que se apodera de mi por completo, y me exprime hasta el mismo sufrimiento del personaje. Además, nunca se olvida de los demás personajes, de cómo cada uno aprende a lidiar con esto de una forma distinta. Del hundimiento de su mujer, a la sobriedad con la que trata de afrontarlo la madre de la otra niña. O lo completamente perdido, sin saber muy bien cómo actuar del otro padre que también ha perdido a su hija.
Prisioneros son dos películas en una. Por un lado, uno de los dramas más aterradores que hemos presenciado en los últimos años, en una historia que recuerda al Adiós pequeña, Adiós de Ben Affleck, de una forma mucho más fría y calculada. Y por el otro, uno de los thrillers más sobrios que hemos podido ver últimamente. Por desgracia, esta parte, pese a que resulta inteligentísima y está perfectamente trazada, no está tan pulida como la anterior, y empaña, ligeramente, el resultado de la que podría haber sido, con diferencia, la película del año. Porque aquí todo funciona, comenzando por su acertado casting, y no nos podemos cansar de alabar a gente como Paul Dano, Jake Gyllenhaal, Viola Davis o Melissa Leo en cada trabajo que realizan, si no que el realizador, además, exprime a Jackman, a Maria Bello y a Terrence Howard haciéndoles realizar la mejor interpretación de sus carreras. Villeneuve es un fantástico director obsesionado por observar el comportamiento humano, y viendo el resultado de sus dos últimas películas, sólo podemos esperar de él en el futuro muchas cosas buenas.