La voz que hoy os presentamos procede del antiguo priso, participio irregular de prender (a su vez del latín vulgar prendĕre; asir, agarrar, sujetar algo...)
Y sí, en efecto, el prisuelo -tal y como apunta su etimología- se emplea para prender, concretamente para sujetar las mandíbulas del hurón (mamífero carnicero de unos 20 cm de largo desde la cabeza hasta el arranque de la cola, la cual mide 1 decímetro aproximadamente) empleado en la caza de conejos...
Y es que, curiosamente, la técnica de cacería de conejos con la ayuda de los hurones ha sido empleada desde hace siglos, siendo conocido su uso en la antigua Grecia y más recientemente en la Inglaterra medieval, cuando se exigía un desorbitado impuesto de 40 chelines por hurón para garantizar que sólo los ricos y acaudalados tenían acceso a esta noble técnica...
La técnica de la caza con hurón se basa en utilizar al animal para conseguir expulsar al conejo de su madriguera, con el fin de capturarlo una vez salga. Para lograrlo, se introduce al depredador en la zona, quien inmediatamente correrá en busca del conejo, el cual, atemorizado por la presencia del enemigo, correrá para salvarse, buscando una salida. Cuando sucede esto último el cazador dispone de varios métodos para dar muerte o capturar al lagomorfo...
Cabe reseñar que se trata de una modalidad de caza de conejos actualmente prohibida en países como España, aunque en determinadas circunstancias la Administración autoriza esta práctica, por ejemplo durante campañas de control de plagas asociadas a estos.
¡Hasta el próximo artículo a ras de suelo! ;-).