Probando nuevas texturas de alimentos

Por Yahorapapas
Resulta impresionante la evolución diaria que se produce en los bebés de nueve meses (o al menos así está sucediendo con la pequeña Patatita) en todos los aspectos: los pequeños balbuceos han pasado a ser largas parrafadas con distintas entonaciones e intensidades, los pequeños movimientos torpes han pasados a ser cada vez más precisos, cada  vez supone menos esfuerzo coger y alcanzar objetos con total precisión, por no hablar de los desplazamientos, que han pasado de ser arrastrándose y rotando a un gateo perfectamente coordinado. Aunque para mi gusto lo mejor son las muestras espontáneas de cariño con que nos sorprende agarrándonos repentinamente la cara para darnos un beso babosón.
Por supuesto la alimentación no iba a ser menos y la Patatita cada vez evoluciona más en este campo. Aunque la leche materna sigue siendo su alimento preferido, ha ido aceptando sin ningún problema los purés de verdura, seguidos por los de pollo, luego la ternera, y al contrario que la mayoría de los bebés por último los cereales (la Patatita gracias a mi leche se ha criado bastante gordita y el pediatra nos recomendó que los dejaramos para lo último). Posiblemente mañana en la revisión de los 9 meses nos digan ya que comencemos con el pescado y el huevo, pero con lo que hemos comenzado ya es a irla acostumbrando a algún pedazo de fruta y pan para que lo vaya royendo. La verdad es que le resulta más divertido que apetitoso, incluso cuando más lo disfruta es cuando cree que no la estás viendo (es espectacular la cara de traviesa que pone).
He de confesar que al principio da un poco de miedito, y cada vez que coge un pedazo de fruta estamos observándola con mil ojos. Eso sí le damos trozos de fruta que pueda deshacer con los dos dientes que tiene, y además no queda otra, tendrá que ir acostumbrándose a que la comida no solo es líquida o puré. Además para que siga consumiendo las cantidades necesarias de alimento, solo le ofrecemos los trozos tras merendar, ya que tenemos tiempo y podemos estar pendientes de ella.
Según las guías para la alimentación del lactante amamantado y del lactante no amamantado de la OMS se especifica que:
El desarrollo neuromuscular de los niños determina la edad mínima según la cual pueden comer ciertos tipos de alimentos (OMS/UNICEF, 1998). Los alimentos semisólidos o purés son necesarios al comienzo, hasta que aparezca la habilidad de mordisquear (movimientos de la mandíbula hacia arriba y abajo) o masticar (uso de los dientes).  Las habilidades descritas representan las aptitudes normales de niños sanos a diferentes edades.  Cuando se ofrece alimentos de consistencia inapropiada, es posible que el niño no logre consumir una cantidad significativa, o que demore tanto en comer que su ingesta de alimentos se vea comprometida.  Los resultados de varios estudios (Dewey y Brown, 2002) demuestran que a los 12 meses, la mayoría de los niños ya puede consumir los alimentos familiares de consistencia sólida, aunque muchos aún reciben alimentos semisólidos (presumiblemente porque pueden consumirlos más eficientemente y por ende, significa una demanda más baja del tiempo requerido para alimentarlos).  Algunas pruebas sugieren que existe una “ventana crítica” de tiempo para introducir alimentos sólidos “grumosos”: si estos no se introducen antes de los 10 meses de edad, es posible que aumente el riesgo de dificultades durante la alimentación en el futuro (Northstone y col., 2001). Por ello, aunque dar alimentos semisólidos ahorre tiempo, para provecho del desarrollo infantil se recomienda aumentar la consistencia de los alimentos gradualmente de acuerdo con la edad del niño.
Desde un punto de vista menos serio y científico, que los bebés empiecen a experimentar con trozos de comida ayuda a nuestros peques a ir cogiendo independencia a la hora de comer y les costara menos coger la cuchara por sus propios medios. Por supuesto no hay que ofrecerles ni frutas y verduras que sean duras en exceso (por ejemplo una zanahoria no se deshace en la boca y es muy difícil de desmenuzar solo con la encia). Al principio es posible que no les guste (como os he comentado la Patatita juega más que come), pero ofreciéndoles la comida de esta forma habitualmente la irán aceptando. De hecho los bebés son algo lentos para aceptar nuevas texturas o sabores.
En el facebook os dejo el enlace a la guío de la Organización Mundial de la Salud para la alimentación del lactante amamantado y del lactante no amamantado por si os interesa.
¿Vosotros como comenzasteis con la alimentación sólida de vuestros peques? ¿Estáis ahora en ese proceso?