Problema griego, problema global

Publicado el 29 abril 2010 por Jaque Al Neoliberalismo

Immanuel Wallerstein
Todo el mundo debate lo que la revista Fortune llama el “maelstrom griego”, y cada cual culpa al otro.
Se acusa al gobierno griego de engañar y de permitir que los griegos vivan mejor de lo que sus recursos permiten. Se acusa a la Unión Europea porque generó una estructura imposible para el euro. Se acusa a Goldman Sachs de haber permitido que el gobierno griego falsifique sus cuentas cuando trataba de ingresar al sistema monetario del euro. La canciller de Alemania, Ángela Merkel, dice que las acciones de Goldman Sachs en 2002 fueron “escandalosas”, y Christine Lagarde, ministro de finanzas de Francia, exige una mayor reglamentación de los swaps de cesación de pago de créditos.
Niall Ferguson dice que “una crisis griega se aproxima a Estados Unidos”, y la denomina “crisis fiscal de Occidente”. Paul Krugman dice que es un “Eurolío”, porque Europa no tenía que haber adoptado una moneda única sin antes aprestarse a ello con la unidad política. Pero ahora no se puede permitir la partición del euro, porque daría pie a un colapso financiero mundial. Al mismo tiempo, todo el mundo parece estar presionando al gobierno griego para que reduzca la fracción de Producto Interno Bruto que representa su deuda pública, de más del 12 por ciento a, por ejemplo, 4 por ciento. En cuatro años.

¿Puede Grecia hacerlo? Debería hacerlo? Según el gobierno griego, algo se hará. Con eso alcanzó para provocar huelgas masivas de granjeros, trabajadores de la salud, controladores del tráfico aéreo, aduaneros y en general de todos aquellos a los que se les pide que reduzcan sus ingresos en medio de una crisis económica con creciente desempleo.
Y Alemania, ¿tendría que hacer algo? Hay dos motivos por los cuales los alemanes no quieren hacer nada. En primer lugar, la perspectiva de que otros países en dificultades económicas (España, Italia, Portugal, Irlanda) exijan ayuda a su vez. La segunda, las presiones internas de los alemanes, para quienes cualquier ayuda a Grecia es dinero que se les quita cuando ellos mismos están sometidos a un exprimidor económico.
Por otro lado, si Grecia (y otros países) exprimen a sus ciudadanos para pagar la deuda, reducen su poder de compra de importaciones (ante todo, alemanas). Y esto trae una caída en la economía alemana. Gruñe Josef Joffe, director del diario alemán Die Zeit: “Europa se ha convertido en un enorme Estado de bienestar. Para todos, tanto para los individuos como para los países.”
El euro, mientras tanto, comienza a caer mientras el dólar se vuelve a convertir en un “refugio seguro” ¿Lo es? El Sr. Ferguson nos advierte: “La deuda estatal de EEUU no es un refugio más seguro que Pearl Harbor en 1941”.
Cuando un analista del Financial Times sugirió que al final Alemania terminaría salvando a Grecia, un lector alemán comentó: “O sea que usted nos sugiere que les demos nuestro dinero para que lo gasten en nuestro negocio”. ¿Pero acaso no es eso lo que hacen los chinos cuando compran los Bonos del Tesoro de EEUU?
Lo que no pueden ver estos múltiples análisis en corte transversal, concentrados en la culpa y las ganancias de corto plazo, es que el problema es mundial y estructural. Los bancos están para ganar dinero. Goldman Sachs (y otros bancos) han venido hacienda el mismo jueguito no sólo con Grecia sino con muchos otros países (incluso con Alemania, Francia e Inglaterra, hasta con los EEUU).
Esto se debe a que los gobiernos quieren sobrevivir. Para ello, necesitan gastar una cantidad de dinero que les permita impedir un “maelstrom” y alzamientos civiles. Y si no recaudan suficientes impuestos (tanto porque no quieren aumentarlos más como porque una economía más débil implica un ingreso menor debido a que hace caer la
recaudación impositiva) tienen que “masajear” sus cuentas, tomando prestado.
Y el préstamo encubierto (por ejemplo, vía bancos) es mejor que el préstamo abierto, porque le permite al gobierno evadir las críticas… al menos hasta el día en que el secreto sale a luz y hay una “corrida bancaria”.
Los problemas de Grecia, en realidad, son los de Alemania. Y los de Alemania son, en realidad, los de Estados Unidos. Y los problemas de Estados Unidos son, por cierto, los problemas del mundo. Es menos interesante analizar qué hizo cada uno durante los últimos diez años que plantearse qué se puede hacer en los próximos diez… si es que se puede hacer algo.
Todo el mundo está sometido a un juego enervante de creciente tensión. Cada jugador parece estar esperando a ver quién cede primero. Alguien va a cometer un error.
Y allí tendremos lo que Barry Eichengreen denominó “la madre de todas las crisis financieras”. Va a afectar hasta a la China.
Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización