Problemas de frío y calor en los pies del ciclista

Por Rafael @merkabici

¿ Cuántos de vosotros no habéis dicho alguna vez que se os “recalienta” la suela del pie en verano? Y por el contrario ¿Cuántos de vosotros no sufrís más de la cuenta cuando se os duermen los pies por el frío en invierno?

Es un problema muy común y con el que la mayoría de nosotros convivimos sin ponerle solución pero, para poner solución al problema hay que detectar el origen del mismo.

Normalmente el ciclista que sufre frío excesivo en invierno, suele sufrir un calentamiento exagerado en verano también. En la gran mayoría de casos no es sólo una causa concreta la que provoca esa sensación tan molesta en los pies y que, además, influye en nuestro rendimiento.

Uno de los motivos más comunes que provoca ésta situación es la elección de zapatilla errónea. Cuando compramos una zapatilla tenemos que fijarnos en muchos aspectos.

Al igual que lo hacemos cuando compramos una zapatilla de running hay que fijarse en aspectos como la horma ( si es ancha o estrecha en función de nuestro pie), si tiene sistemas de ventilación y evacuación del sudor adecuados, si las costuras internas están adecuadamente protegidas, la flexión de la zapatilla, la rigidez en la suela ( las zapatillas con suela de carbono, garantizan éstos dos aspectos) y si el sistema de cordaje termina sujetando no sólo el empeine, si no, también la zona del talón. Lógicamente, la zapatilla debe ser siempre un número más del que utilizáis en vuestro calzado de calle ya que cuando hacemos deporte, nuestros pies se dilatan y amplían su tamaño; además, recordad siempre que cuando nos ponemos de pie sobre la bici, la tendencia del pie es de ir hacia delante. Justo en éste momento es cuando solemos saber si hemos elegido bien el número de la zapatilla…

Aspectos como la estética, el color y el precio… van a ser probablemente,  lo que nos haga decantarnos por una zapatilla u otra pero, son aspectos secundarios a la hora de pedalear. No lo olvidéis.

Y ahora bien, hemos elegido la zapatilla correctamente pero, seguimos teniendo problemas de exceso de calor y frío en los pies…Vamos a dejar de lado el aspecto circulatorio que influirá en personas de más avanzada edad, con problemas circulatorios y aspectos patológicos del pie como pies excesivamente cavos o planos que tienen unas necesidades específicas.

El pie del ser humano está diseñado para andar descalzo y esa estimulación natural de estar en contacto con el suelo, hace que desarrollemos una capa de grasa y músculo en la suela del pie que protege de impactos y aisla del frío y del calor. En la sociedad en la que vivimos, donde utilizamos zapatos desde nuestro nacimiento, ésta “capa protectora” no se desarrolla y eso repercute en todas nuestras actividades.

En ocasiones, nuestra suela del pie no tiene suficiente “capa protectora” y ocurren dos cosas:

-En invierno no nos proporciona calor ni nos aisla del frío y esa sensación de frío, hace que la circulación en miembros inferiores se vea perjudicada y que nuestros pies, a veces, lleguen a dormirse como mecanismo de defensa de nuestro cuerpo ante el frío.

-En verano, literalmente, tenemos la sensación de “clavarnos el hueso” en el apoyo del pie por el excesivo calentamiento y el excesivo apoyo que hacemos de la suela plantar sobre la suela de la zapatilla.

Si hemos elegido una zapatilla adecuada a nuestras necesidades y aún sufrimos alguno de éstos problemas o los dos, la mejor opción puede ser visitar a un podólogo para que diagnostique si tenemos alguna patología en el pie y poder actuar sobre un aspecto concreto.

En la mayoría de ocasiones, cuando visitamos a un podólogo por éste problema, sólo haciéndonos unas plantillas adecuadas a nuestra suela del pie, suele ser suficiente para corregir estas situaciones tan incómodas. Éstas plantillas, suelen llevar una especie de protuberancia en la zona del arco plantar que hace que la circulación sea más fluida y que, el apoyo del pie se reparta en ésta superficie de forma que se solucionen los problemas de enfriamiento y calor excesivos.

Un aspecto importante es que, no existen dos pies iguales, entonces ni la zapatilla que a nuestro compañero de entrenamiento le ha solucionado el problema, tiene por qué irnos bien a nosotros, ni las plantillas genéricas que se venden en grandes superficies van a solucionarnos el problema.

Recordad que los pies son salud y merece la pena invertir en salud, siempre.