Cristina Alarcón, farmacéutica graduada del Máster de Bioética de la Universidad de Navarra, acaba de publicar en el
Blog Impact Ethics un artículo sobre los problemas del suicidio ayudado médicamente,
(en inglés) recién aprobado en Canadá. Tras leerlo se puede ver que, lejos de ser una
solución sencilla a los problemas de los enfermos graves, muestra muchas
implicaciones, que hacen cuestionarse radicalmente su práctica.
Este argumento
de la complejidad ética también se ha empleado en sentido inverso, para justificar la ayuda al suicidio,
(en inglés) apoyándose en los problemas que tiene y produce el paciente terminal para degradar
la vigencia de los principios éticos, incluso en un planteamiento cristiano. La
ética médica no puede renunciar a dichos principios. En todo caso, la argumentación
de que la muerte sería preferible al sufrimiento es muy discutible, como ya consta
en San Agustín: el paciente que sufre quiere no sufrir, no quiere morir (en inglés).