Hoy me entrevistaba con los directivos de una empresa familiar, hija y yerno del fundador, quienes se lamentaban de la actitud del fundador, quien sigue siendo el máximo directivo. Sus posturas frente al modo de gestionar la empresa son muy diferentes, y eso hace que la empresa no pueda reaccionar con la necesaria rapidez y contundencia ante los enormes y graves retos que se le plantean en su sector, que es uno de los que acabo de mencionar, sometido a un proceso imparable de consolidación.
Mi consejo: resolver el conflicto interno. Como antes y como sea. De lo contrario, el fin. Así de crudo.
Las dificultades que antes de la crisis suponían crecer y ganar menos, pero que no ponían en peligro la empresa, ahora son letales.