He estado a punto, a puntismo de no escribir esto que estás a punto de leer.
Mi mente me ha empezado a decir cosas como "No pasa nada porque lo envíes mañana" "Los números de tu negocio no se van a ver afectados por este emial" "Queda muy extraño publicar un articulo casi a las 12 de la noche" "Tienes aún emails pendientes de responder que son más prioritarios" y un largo etc...
Es decir mi mente a comenzado a darme mil y una razones para procastinarescribir este artículo e irme a la cama a leer un libro o ver una serie (que es lo que realmente me apetece)
Es posible que te estés preguntando por qué te cuento esto cuando simplmente podía escribirte o no hacerlo sin dar ningún tipo de explicación.
Bien, te estoy contando mi dialogo mental porque estoy segura de que tu mente también te empieza a decir cosas similares muchas veces.
Te dice que no pasa nada porque te saltes la dieta un día, porque no vayas al gimnasio o no medites si estás cansado, total ya lo harás mañana o que no es buen momento para tener ese hijo, hacer ese viaje o emprender ese proyecto.
Tu mente te pone mil y una escusas para no actuar, para mantenerte en tu zona de confort, para elegir el camino cómodo.
Y además ¡Esas escusas son ciertas!
Es verdad, no pasa nada si te saltas un día la dieta, si no vas al gimnasio o no meditas porque estás cansado y efectivamente quizás no sea el mejor momento para pasar a la acción.
Pero dejame decirte una cosa, NUNCA lo es.
SIEMPRE es más sencillo quedarse en lo conocido, en lo cómodo y aceptar como válidos estos argumentos de tu mente.
Al fin y al cabo tu mente hace lo suficientemente bien como para que puedas procastinar sin sentirte mal por ello.
Total, si hoy te tomas esa tarta pensando que mañana empezarás a cuidarte seguro que te sientes mejor que si admites que estás realizando acciones que van en contra de tus objetivos ¿No es así?
No te preocupes, a todos nos pasa, nuestra mente funciona de esa forma.
Así que si realmente quieres lograr tus objetivos tendrás que hacer un esfuerzo extra. Y aquí es donde entran en juego dos factores:
1. El compromiso contigo mismo ¿Cuál es tu nivel de compromiso contigo mismo y con tu objetivo? Si tu respuesta está por debajo del 80% lo más probable es que ese objetivo muy pronto vaya a pasar al olvido.
2. La capacidad para decidir. Para decidir actuar a pesar de la incomodidad, a pesar del miedo, a pesar de la pereza, a pesar de que no sea el mejor momento porque... rara vez lo es. Para decidir no hacer caso a lo que te diga tu mente...
La capacidad de decidir es la capadidad más maravillosa que tenemos los seres humanos y la mayor parte de las veces ni siquiera somos conscientes de ella.
La situación en la que te encuentras hoy está determinada por las decisiones que tomaste en el pasado.
Cada día tomas decenas de pequeñas decisiones que influyen enormemente sobre cómo será tu futuro.
Así que te propongo que comiences a decidir de forma consciente cómo quieres construir tu futuro pasando a la acción hoy. ¿Aceptas mi plan?