Procesión de la Dolorosa. Tañarandy. Misiones. Paraguay

Por Javier Cabral
Antorchas, candiles, lamentos… una tarde noche mágica
Los Viernes Santos en el barrio de Tañarandy o Tierra de los irreductibles de la localidad de San Ignacio, Misiones, Paraguay se lleva a cabo una festividad de religiosidad popular.  

Colocación de candiles a la tarde


Hora de comenzar a encenderlos


El nombre irreductibles viene de hecho que en dicho lugar vivían los indígenas que no querían cristianizarse en las reducción jesuítica de San Ignacio Guazú.

Candiles de apepú. En unos tres kilómetros de calle de tierra, entre la capilla de Tañarandy hasta el lugar de las celebraciones de la Semana Santa, se colocan unos 20 mil candiles elaborados con naranja agria o apepú, que abundan en la región. Se corta a la mitad y le sacan la pulpa, queda así un cuenco natural. 

La procesión está por comenzar



Le colocan un piolín, o hilo de ferretería, de unos cinco centímetros con un poco de barro para fijar al cuenco. Luego le colocan sebo derretido, con una jarra o pava… y ya está el candil listo para alumbrar el camino a la noche durante unas cuatro horas.

En marcha...


Los encargados de la elaboración son los propios vecinos del barrio y los más entusiastas para prenderlos son los niños. Para ellos es el gran día de jugar con el fuego, hecho que no es habitualmente permitido.


Procesión de la Dolorosa. A la hora nona, las 15:00, la procesión inicia en la Capilla de Tañarandy con los cantos de los Estacioneros, que son grupos de cantores o cofradías que cantan en forma de lamentos distintos pasajes de la pasión de Cristo 

El caminero de luces avanza delante de la procesión

Se hacen paradas de oración y canto, mientras la oscuridad del atardecer va cubriendo de sombra el lugar. Es el momento de encender los candiles.

Muchas de las personas que participan de la procesión lo hacen portando unas antorchas con velas en forma de copas y otras más llamativas de forma de cruz con varias velas en su interior y forradas con papeles de colores de colores que en la noche adquieren un aspecto muy especial.
En los costados del camino, al paso de la procesión, se van encendiendo antorchas elaboradas con tacuaras como sostén.El camino bordeado con las antorchas,  y con los candiles de apepú crean un ambiente mágico en la oscuridad de la noche y al son de los lamentos de los cantos de los estacioneros. A mayor oscuridad... mayor el efecto de los candiles en el camino y las antorchas en los costados.La procesión culmina en lo que llaman el “barracón” donde se realiza una escenificación de cuadros vivientes con luces y sonido a la que asisten miles de personas a presenciarlos. El espectáculo de los cuadros vivientes, al final de la procesión es al aire libre y sin costo.Todos los trabajos son realizados por lo lugareños bajo la dirección del artista local Koki Ruiz.
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