Procrastinar: "menuda palabreja"

Publicado el 28 enero 2013 por Menteinquieta @CeciliaDiazGa
Mientras estoy estudiando se me ocurren mil cosas en qué pensar, mil cosas que hacer. Esto creo que es lo que se dice procrastinar. Con esta actitud me perjudico a mí misma y pierdo oportunidades. Estudiando para el examen PIR, día a día me doy cuenta de que mi mayor obstáculo ¡soy yo misma! Suena paradójico e incluso ridículo y me da vergüenza admitirlo, pero es así y por lo visto le pasa a más gente. Por eso quería escribir sobre este tema. ¿Qué ventaja tiene entonces procrastinar? ¿Por qué lo sigo haciendo?
Precisamente estudiando encontré varias respuestas (es lo que tiene que en psicología, el ser humano estudie al ser humano). Puede que la respuesta sea porque con la procrastinación encuentro refuerzos inmediatos, como escuchar música, ver vídeos, pasar tiempo con amigos, etc. Pero mi mayor refuerzo es la distracción, porque me ayuda a no pensar en el berenjenal que me he metido estudiando el PIR. Hay cosas que me dan miedo tanto si saco plaza como si no (todavía no sé qué será mejor) y distraerme me ayuda a posponer enfrentarme a ese futuro incierto ("virgencita que me quede como estoy"). Estudiar significa crecer, y crecer significa cambiar, como el barquero que rema alejándose de su puerto. Contrario a estos refuerzos inmediatos está el concepto de "demora de la recompensa". Esto es una habilidad que se aprende desde la infancia y sirve para alcanzar metas grandes y complejas que están lejos, como un puesto de trabajo, y consiste básicamente en tener paciencia y ser valiente. Para conseguirlo, se recomienda pensar en la recompensa demorada y en sus beneficios. Mi recompensa será trabajar como psicóloga y aprender al lado de un montón de profesionales de atención sanitaria. (Para no rajarme, estoy intentando no pensar demasiado en cómo está la sanidad pública, que es donde está el grueso de plazas ofertadas). También podré independizarme, vivir con mi novio y comprarme un coche. Siguiendo con la metáfora del barquero, hay momentos en los que me hace mucha ilusión remar para llegar a esos puertos, pero por otra parte siento miedo.

Pero siguiendo con mi filosofía, este miedo no me paraliza para conseguir mis metas, como en el cuento de Adrián y las galletas. Así, que como método para centrarme, voy a estudiar a la biblioteca, porque allí encuentro un lugar donde dedicarme solo a estudiar. Mi truco es aprovechar su horario y acudir en cuanto abran y no salir hasta que la cierren. Si se me ocurre algo que hacer aparte de estudiar, lo apunto y lo dejo para otro momento (fuera del horario de la biblioteca). Este proceso de conseguir el hábito de estudio óptimo que recomiendan para una plaza PIR (unas 48 horas semanales) está siendo largo. Llevo ya más de un año intentándolo y voy por una media de 6 horas diarias. Pero esto no me desanima del todo porque si no hubiera decidido intentarlo, no habría llegado a este hito, así que en poco tiempo podré llegar a esa meta. Más que una plaza, la recompensa ya estoy disfrutándola al pensar en mi logro personal, que es estudiar tanto. Además, repasar tantas cosas que había estudiado superficialmente en la licenciatura me sirve para integrar toda esa información como si compusiera un puzle gigante. Así que no todo es malo ni aburrido cuando se trata de estudiar, aunque muchas veces se nos olvide.
Para terminar, debajo de este artículo, hay unos enlaces a las fuentes de las fotos y otras que os recomiendo que visitéis si queréis saber más de la procrastinación (que por cierto, menuda palabreja).
Otro blog donde hablan de procrastinar y muchos más temas
Un artículo muy bueno sobre cómo dejar de procrastinar
http://viajesyconocimiento.blogspot.com.es/