En el ambiente político está el tema de los salarios. Vino Merkel (que para los gobiernos europeos es algo así como una diosa todopoderosa) y le dijo a Zapatero que los salarios no tenían que estar equiparados a los precios (al IPC), si no a la productividad de las empresas. Es decir, competitividad pura y dura.
No voy a entrar mucho a valorar el hecho de que los salarios sean desligados de los precios (lo lógico es que, si suben los precios, suban los salarios para compensar) porque creo que casi todos somos conscientes de lo que esto conlleva. Además, algunos bloggers ya han entrado a valorar esto (1) (2). Yo prefiero analizar el hecho de que, en plena crisis de sobreproducción, quieran incrementar dicha producción por medio de la competición desmesurada de empresas vs empresas y trabajadores vs trabajadores.Todos sabemos que la consecuencia más dramática de esta crisis está siendo, sin duda, el desempleo: la alta tasa de paro que ya está en el 20,33% en España. Pero, ¿y la causa? Quizá la causa más dramática ha sido la sobreexplotación de los recursos naturales alimentada por el sistema económico imperante que basa el crecimiento de los países en aumentar un numerito por el que ellos mismos compiten. Un numerito que, para aumentarlo, hay que ser competitivo. En todas sus vertientes: laboralmente (que las empresas paguen menos y despidan más barato a los trabajadores), fiscalmente (que los inversores y ricos paguen muchos menos impuestos), productivamente (producir más que el vecino, sin importar las necesidades de los ciudadanos), etcétera...
Lo que propone la sobrevalorada Merkel es que los países aumenten su competición directa (exprimir más el planeta y sobreexplotar los recursos limitados) aunque ello signifique seguir recortando derechos a los trabajadores. Y lo que es peor, recortando sueldos.
A bombo y platillo se dijo que el Gobierno no quería ni pensar la propuesta de Merkel, que no se iba a tocar la clausula salarial de los convenios colectivos, y que los salarios iban a seguir ligados a los precios. Además, los grandes empresarios calificaron de radical la propuesta de Merkel y dijeron que aquí no funcionaría. Pero, con estas, hemos venido viendo que la CEOE y los grandes bancos ya van aplicando esta medida en cuanto pueden y que van declarando su simpatía hacia la propuesta en cuanto han visto que es una medida más de presión sobre sus trabajadores; además, hemos visto ya las primeras declaraciones de miembros del Gobierno diciendo que vincularán los salarios a la productividad sin olvidar el IPC (eso del equilibrio inexistente que tanto les gusta). Como si fuera posible hacerlo sin apretar a los de abajo.
El gran Partido "Socialista" "Obrero" Español inicia ahora la guerra contra los salarios de los trabajadores no-públicos. Empezó rebajando el 5% del sueldo a TODOS los funcionarios (no caigáis en la valoración de que funcionario solo es el oficinista que nos sella el paro); continuó con una reforma laboral que abarataba el despido y con la que se financiaban, desde el Estado, 8 días por cada despido; quitó el cheque bebé que ayudaba a las parejas que tenían un hijo; congeló las pensiones y las sometió a una reforma que retrasa la edad de jubilación, que aumenta el periodo de cálculo para conseguir el 100% de la pensión y que recorta la pensión entre un 17 y un 26%; entre otras muchas cosas (privatización de las cajas, las Loterías y AENA; regalos fiscales a las grandes fortunas, inyección de dinero público a los bancos...) con las que podría rellenar 3 entradas como la que estais leyendo.
Y, con todo, la buena de Merkel le dice que lo que hace está bien (para los mercados y los especuladores, claro) pero que necesita más. El caso es saber qué será lo próximo. ¿El copago sanitario que no descarta el Secretario de Estado de Hacienda? ¿Hasta cuando?