Si hace unos días compartía aquí contigo mi crónica de las Primeras Jornadas GTD, evento con el que comenzaba una muy interesante estancia de varios días en Barcelona, hoy te ofrezco la presentación que utilicé en otro evento con el que me despedía de esta gran ciudad hasta la próxima ocasión.
Se trata de una breve y rápida introducción a la metodología GTD que, bajo el título Productividad en la era de la Información, preparé para el programa Managing XXI – Agbar, una iniciativa de THP (The Project), el sueño hecho realidad de mi amiga y colega artesana María Jesús Salido (@Odilas) que, bajo el sugerente lema “Equipos Especiales para Proyectos Únicos“, es un ejemplo, hoy, de cómo serán muchas empresas mañana.
El objetivo de la presentación era provocar en los participantes en el programa una reflexión sobre cómo la naturaleza del trabajo ha cambiado radicalmente en el último par de décadas, de cómo seguirá cambiando en la misma dirección en el futuro y de qué debemos cambiar nosotros para adaptarnos a ello.
Por primera vez en la historia de la Humanidad, el trabajo ya no es evidente. Ya no se trata de cazar, cultivar la tierra o trabajar en una cadena de montaje, entornos en los que lo que hay que hacer es obvio, sino de crear alternativas, evaluar riesgos, sopesar oportunidades o tomar decisiones, acciones todas ellas que nos exigen pensar antes de hacer.
En estas nuevas circunstancias, “planificar” pierde buena parte de su sentido, sobre todo si por planificar entendemos algo más que identificar secuencias de acciones, y pasa a ser lo que los británicos llamarían “wishful thinking“. Algo parecido ocurre con los métodos mal llamados de “gestión del tiempo” basados en importancias, urgencias y prioridades, ya que todos ellos consideran estáticos elementos que en realidad son dinámicos.
Hablar de gestionar el tiempo sólo tiene sentido cuando sabes con antelación de cuánto tiempo dispones y tienes además la certeza de que no va a ocurrir nada que altere esa situación. Eso, a día de hoy, rara vez sucede, ya que las constantes interrupciones, imprevistos y cambios de prioridad hacen que el tiempo disponible en cada momento sea una incógnita casi permanente.
En estas circunstancias no se puede gestionar el tiempo. Lo que sí puedes es gestionar tu atención.
Ha llegado atrás el momento de madurar personal y profesionalmente. GTD es productividad personal para adultos, porque supone dejar atrás las historias sobre ladrones de tiempo y otros cuentos y comprender que el único ladrón de tiempo es tu mala gestión de los compromisos.
En la Era de la Información hay que superar el paradigma de la gestión del tiempo y asumir que la productividad personal es simplemente un puzzle de hábitos basados en unos principios fundamentales que te permiten poder decidir qué hacer en cada momento en función del contexto en el que te encuentras y el tiempo y la energía de que dispones.
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