Productividad Personal Edición 2022: Reflexiones Día 5

Publicado el 17 diciembre 2021 por Jmbolivar @jmbolivar

En este quinto post de la serie Productividad Personal Edición 2022 voy a compartir contigo mis reflexiones sobre los capítulos 11, 12 y 13, ya en la Segunda Parte del libro, titulada «Usando GTD®».

Por qué necesitas control y perspectiva

Releyendo la introducción que hago del concepto «Control» de GTD, me llama la atención lo bien que ha resistido el paso del tiempo.

La utilidad máxima del control es sentirte bien con lo que no haces, algo imprescindible en un mundo en el que —por definición— siempre van a quedar cosas sin hacer.

Saber en todo momento qué no estás haciendo es lo que te permite centrarte en lo que sí estás haciendo. En otras palabras, el control te permite fluir.

El control también es la clave que posibilita la planificación adaptativa, el «vamos viendo» inteligente, la adaptabilidad máxima y una muestra indiscutible de flexibilidad cognitiva.

Dónde no estoy tan conforme con lo escrito es en lo que se refiere a la perspectiva.

Lo que escribí es correcto. La perspectiva consiste en tener claras las consecuencias de las decisiones que tomas, sí, y también muchas más cosas.

Por ejemplo, la perspectiva te permite conjugar los diversos aspectos de tu vida en un todo coherente que integra el corto, medio y largo plazo.

También te ayuda a tomar elecciones alineadas con lo que es importante y valioso para ti, con tu propósito.

Y a ganar y/o recuperar el equilibrio, si esto es algo que quieres y valoras.

Sin olvidar que, por supuesto, la perspectiva es esencial para priorizar con sentido y confianza.

Todo empieza vaciando la mente

Este título es un poco engañoso ya que, en realidad, vaciar la mente es un proceso continuo que involucra diversos comportamientos.

Por tanto, disfrutar de una mente vacía no es el resultado de un acto, sino de la aplicación sistemática de un conjunto amplio de hábitos.

La «fiabilidad» de la que hablo en este capítulo es un equilibrio inestable, ya que, como nos recuerda el segundo principio de la termodinámica, «todo tiende al desorden».

Eso implica que hay que desarrollar no uno sino varios comportamientos para que la fiabilidad del sistema se mantenga a lo largo del tiempo.

En este capítulo del libro ya adelanto todo esto pero, releyéndolo ahora, se me queda un poco corto.

Otro aspecto sobre el que hoy profundizaría más es precisamente sobre la «fiabilidad del sistema».

Igual te explota la cabeza cuando leas esto, pero —como nos explicaba Allen en una reunión de la CoP de Master Trainers— tú eres parte de tu sistema.

Sí, has leído bien. Como también dice Allen, «un sistema que no se usa no es un sistema». Eso significa que la calidad de tu sistema depende —también— de la calidad del uso que haces de él.

Esto es algo que he aprendido a reconocer con claridad en los últimos años. Y es algo que —reconozco— no deja de sorprenderme, por lo tremendamente absurdo que me parece.

Hay muchas personas que dedican una cantidad de recursos ingente a su sistema externo para luego apenas utilizarlo. Eso significa que la calidad de su sistema deja mucho que desear, por muy cool que sea su apariencia externa.

Así que cuando digo que Ejecutar es el paso peor entendido de GTD lo digo —por desgracia— con pleno conocimiento de causa. Yo que tú, intentaría que no fuera mi caso 😉

Control e innovación en el trabajo del conocimiento

Un cambio que hemos introducido recientemente en nuestras formaciones es aclarar que los 5 pasos no son pasos. No, al menos, en el sentido en el que la mayoría de la gente supone.

La expresión «5 pasos» da a entender —a un amplio porcentaje de personas— que se trata de cinco actividades que se realizan sistemáticamente una detrás de otra. Si sabes GTD, sabes también que esto no es así.

A día de hoy, aunque seguimos utilizando «5 pasos», siempre aclaramos que estamos hablando en realidad de 5 mejores prácticas que:

  • No tienen lugar consecutivamente.
  • Están interrelacionadas —comparten un mismo fin— pero son independientes.
  • La frecuencia con la que se aplican varía enormemente, desde una vez a la semana a continuamente.

De hecho, el propio Allen también habla en muchas ocasiones —por ejemplo, en este post— de «cinco hábitos y mejores prácticas» en lugar de hablar de cinco pasos.

Por lo demás, el capítulo sigue siendo válido.

En lugar de aplicar estas cinco mejores prácticas «a medias» y todas a la vez —que es la práctica habitual—, GTD propone aplicarlas «por completo» y de manera independiente, estando a lo que estás, es decir, eficientemente.

En un próximo post de la serie hablaré sobre el capítulo del libro dedicado al «Significado de los conceptos clave de GTD®», uno de los favoritos de muchas personas y que además promete dar mucho juego. ¿Te lo vas a perder?

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