PRODUCTOS BANCARIOS XIX. Volumen y margen.

Publicado el 23 febrero 2015 por Jordi Mulé @jordimule

El Sistema Bancario es uno de los pilares fundamentales de cualquier economía, se trata del sector que permite que el dinero fluya con más facilidad, haciendo las transacciones económicas más fáciles. Si no existiera, las transacciones económicas serían mucho más difíciles, y más todavía en las transacciones en las que los dos actores estuvieran distanciados geográficamente. Aparte, capta los recursos excedentes de la clientela y los presta a la parte de su clientela que precisa de fondos inmediatos.

Como negocio que es, evidentemente, pretende maximizar su beneficio, objetivo lícito de cualquier empresa, ahora bien, una característica del negocio bancario que debería tenerse en cuenta es la relativa al margen con el que se opera, esto es, al diferencial entre el precio de compra de su materia prima y el precio al que vende sus productos a su clientela; en el caso de la banca los márgenes con os que se trabaja son muy estrechos. Para entender un poco más este asunto baste un símil sencillo, por ejemplo, el de una frutería; el frutero comprará el producto al distribuidor mayorista a un precio y lo venderá a sus clientes a otro superior como minorista, en el caso de una tienda de alimentación no es descabellado pensar que, entre el precio de compra de los productos al mayorista y su venta al detalle como minorista aparezcan diferencias de precio superiores al veinticinco por ciento, esto es, el margen comercial de la tienda analizada sería del veinticinco por ciento.

Respecto el margen del negocio bancario, así como en el caso anterior de la frutería no era difícil hablar de un margen comercial del veinticinco por ciento, en el caso del negocio bancario no es así. Aunque normalmente, al captar recursos de sus clientes, el banco los capte a un precio más barato de lo que costaría ir a buscarlos como mayorista en el mercado interbancario y, al revés, cuando estos se presten, se prestarán más caros que los que se capten, el diferencial entre lo captado y lo prestado en el que se mueve el negocio bancario es mucho más estrecho que el del resto de comercios o empresas, bien podría hablarse de un diferencial del cuatro o cinco por ciento, o de incluso menos. En el caso de la banca, el bien con el que se comercia es precisamente el dinero,  que también puede ser considerado un bien económico y, como tal, sujeto a la oferta y la demanda.

Por ello, al trabajar con márgenes muy estrechos, es inevitable suplir tal carencia a base de volumen. El volumen se podría definir como la suma total de las operaciones habidas en un epígrafe del negocio determinado. En pocas palabras, si hablamos de los préstamos concedidos a sus clientes, el volumen de préstamos sería el total de los importes de los mismos. Por ello, con márgenes estrechos, un volumen muy grande puede ser garantía de un buen beneficio, siempre que estos lleguen a buen fin, porque no nos equivoquemos, uno de los fenómenos que han acontecido debido al auge de la crisis y que, en parte, ha causado la gran remodelación (yo prefiero llamarla Revolución) bancaria, no es otro que el aumento de la morosidad. La morosidad, es decir, el importe de las operaciones impagadas o de dudoso cobro, puede convertirse fácilmente en una bajada de beneficios o en un incremento de las pérdidas y, para compensar la merma producida por cualquier situación de morosidad, es necesario generar mucho más volumen de negocio con márgenes estrechos del que haría falta si se trabajara con márgenes más anchos.

La banca de tipo “tradicional” opera normalmente mediante una extensa red de oficinas bancarias a disposición de la clientela, normalmente situadas en calles o plazas principales dentro de las localidades. Dependiendo del volumen de negocio de la población, no es raro encontrarnos varias sucursales de la misma entidad, cada una cubriendo la zona de influencia que le ha sido asignada. El modelo bancario español se basa en la banca de proximidad, que no deja de ser el reflejo de lo expuesto anteriormente, multitud de oficinas bancarias a disposición del público y en todas y cada una de las localidades que puedan ser susceptibles de negocio.

Pero, como todo cambia, también irrumpió recientemente un nuevo canal de negocio, más allá de la sucursal tradicional, que es el servicio de banca por Internet. Actualmente existen diversas entidades que han apostado casi en exclusiva por este canal de negocio y otras en las que el mismo cada día tiene más importancia. No hay ninguna entidad española que, en este momento, no haya apostado por el canal de Banca On-line de manera clara y que no le destine anualmente grandes sumas de dinero destinadas a su potenciación y mejora.

Aquí es donde ahora se debe dar una pequeña pincelada sobre otro de los aspectos que, en macroeconomía, la banca juega un papel fundamental. Este aspecto se refiere a que el dinero depositado por los clientes en el banco está a disposición de los mismos, pero ello no implica necesariamente que todos los clientes necesiten su dinero al mismo tiempo, por lo que el dinero depositado temporalmente en la entidad bancaria, gracias al factor confianza que ya expliqué en otro punto, puede ser usado por la misma para prestarlo a otros clientes, dicho grosso modo, la banca presta el dinero de sus clientes mientras estos no lo necesiten a sus clientes que sí lo necesitan. Este efecto produce un aumento del dinero en circulación en la economía, y la variable que lo controla se llama el multiplicador de dinero bancario; tan importante es, que para el cálculo del total del dinero en circulación en una Economía concreta, uno de los sumandos, aparte del dinero en efectivo, es precisamente, el dinero bancario.

Hasta poco antes de la crisis, en el sector financiero español operaban cuatro tipos principales de empresas, los bancos, las cajas de ahorro, las cooperativas de crédito y los establecimientos financieros de crédito (EFC). Los bancos siempre han sido empresas mercantiles, con accionistas a los que rendir cuentas, las cajas de ahorro seguían un patrón parecido al de las fundaciones, las cooperativas de crédito siguen el patrón de las cooperativas y los EFC podían seguir diversos patrones diferentes.  Hoy en día muchas de las cajas de ahorro se han integrado en algunos de de los bancos, que han sido los receptores y herederos actuales de su negocio y valores.