Porque los ingredientes naturales de origen vegetal son más afines a la estructura de nuestra piel.
Estudios dermatológicos indican que el 60% de los productos que nos aplicamos sobre la piel terminan en nuestro torrente sanguíneo. La piel de un niño es más fina y sensible que la de un adulto. Está a la orden del día el aumento de los casos de eczemas y alergias entre los niños. Si a esas pieles tan sensibles las exponemos a productos de higiene agresivos aumentará el riesgo de efectos negativos en el futuro. Productos como parafinas u otros derivados del petróleo taponan los poros y no permiten que la piel respire y absorba las sustancias beneficiosas.
Las células vegetales y células de la piel humana son muy similares entre sí, por lo tanto la piel puede integrar fácilmente las sustancias vegetales activas en los procesos de nuestro metabolismo aportando hidratación en las capas más profundas.
Se estimula la capacidad autorregenedora devolviéndole su equilibrio natural, fortaleciendo y mejorando las funciones dérmicas. Resulta más efectiva y reduce al mínimo el riesgo de reacciones alérgicas.
La piel de los bebés y los niños es muy sensible, fórmulas simples adecuadas a su pH neutro (cercano al 7) que combinen extractos vegetales con limpiadores suaves contribuirán a reforzar su protección natural, garantizando una piel sana.
Es por ello que lo más recomendable resulta usar productos de cosmética natural fabricados con productos naturales.
Si en la naturaleza existen alternativas de origen vegetal afines con nuestra piel, ¿por qué no combinarlas y crear unos productos sin tóxicos?