Hace un tiempo visité Bélgica y tenía clarísimo que lo que había que probar allí eran los mejillones con patatas fritas, los gofres y el chocolate. Por contra hace poco estuve en Alemania y a excepción de las famosísimas salchichas, que no son lo mío precisamente, no se me ocurrió qué otra cosa especial podía comer. Para que, si planeáis venir a Holanda, no os quedéis en blanco como me sucedió a mí, en este artículo recopilaré los productos más característicos, sean o no interesantes, se pueden encontrar en este país.
Sintetizando la gastronomía Holandesa en cinco líneas, diremos que aquí al mediodía se suele comer un sandwich, por lo que en los supermercados predominan los ingredientes para bocatas, en especial los que se pueden untar. ¿Y si la hora del almuerzo te pilla mientras estás de paseo? No hay problema, te compras cualquier fritanguilla en un puesto callejero y te la zampas mientras caminas. A los holandeses les encanta freír y a continuación mojar lo freído en mayonesa. A mi esto no me llama tanto la atención, pero a los italianos se les ponen los pelos de punta cada vez que nos sirven hamburguesas fritas en la cantina del trabajo. La comida fuerte viene por la noche, pero debido a la tradición calvinista del país existen pocos platos tradicionales y los que hay suelen ser bastantes sencillos. Una vez aprendidas estas premisas, coged papel y lápiz que viene la lista de la compra.
- Kibbeling y otros productos de pescadería: Una de las escenas que más me impactó visualmente la primera vez que puse el pie en Holanda fue ver a un paseante caminar tranquilamente en mi dirección mientras se comía a bocados un pescado frito que sujetaba con ambas manos, entero, como quien se come un bocata. No se puede decir que ésta sea una escena que te encuentras todos los días por la calle pero lo que sí es cierto es que las pescaderías de los Países Bajos, tan diferentes de las nuestras, propician que cosas así tengan lugar. La pescadería Holandesa modelo es un extraño lugar flanqueado por banderas nacionales en el que se aúnan las tradiciones locales de freír todo lo freíble y comer mientras se camina. En lugar de vender el pescado crudo se parecen más a una tienda de comidas preparadas a base de pescado en la que la mayoría de los productos van fritos. Calamares fritos, mejillones fritos, gambas fritas, pescado frito en trocitos... y sí, en algunas hasta pescados enteros que parecen meter en la freidora tal y como salen del mar.
Puedes comprar estas cosas para llevar a casa, pero lo típico es adquirir una pequeña ración servida en un recipiente de plástico con un pequeño compartimento para la ineludible mayonesa, y zamparte tu pescado in situ con un tenedorcete de plástico. El más popular de estos productos es el kibbeling, trocitos de pescado empanado que originalmente se preparaban con una parte muy concreta del bacalao y a día de hoy son partes indeterminadas (lo que sobra al cortar los filetes) de pescados más baratos. El lugar más típico para hacerte con este tipo de alimentos son sin duda las pescaderías de los mercados.
- Haring: Y aquí el producto estrella de toda pescadería que, atención, no va frito sino crudo (¡para que luego digan en mi pueblo que los japoneses son una gente rarísima porque se comen el pescado crudo!). Os cansaréis de ver carteles a las puertas de las pescaderías anunciando el haring, que no es otra cosa que arenque curado siguiendo una receta holandesa de la edad media. Los arenques se limpian, quitándoles todas las vísceras a excepción del hígado puesto que ayuda en el proceso de curado, y se meten entonces en salmuera (agua muy salada) cuatro o cinco días, tradicionalmente en recipientes de roble. Al parecer siguiendo este sistema los pescados tienen un contenido en sal mucho más bajo y son mucho más suaves que otros tipos de curado. Ah, y la legislación actual del país obliga a congelarlos antes de comenzar el proceso para eliminar los parásitos del pescado crudo, así que podéis comerlos con tranquilidad. Bueno, no con tanta tranquilidad, pues en teoría por algún motivo el harig ha de comerse adoptando la forzadísima postura que indica la foto. Por fortuna a día de hoy se comercializan versiones más user friendly y el arenque viene cortado en pedazos y aderezado con trocitos de cebolla en el cacharro de plástico con tenedorcete de marras.
- Stamppot: Plato ultrapopular en Holanda desde el siglo dieciséis (bueno, desde antes, pero hasta que la patata no llegó a Europa lo que se preparaba era una versión con chirivías). No es otra cosa que puré de patatas con algún otro vegetal mezclado. Endivias, espinacas, col... dan sucesivamente lugar al stamppot andijvie, stamppot spinazie, stamppot boerenkool… y así muchos tipos más. Uno con nombre especial es el hutspot, que es stamppot con zanahorias y cebolla. Es tan común en los Países Bajos que no hay hogar en el que falte un accesorio de cocina especial: el machacador de patatas.
Estos purés se sirven casi sin excepción con alguna pieza de carne
- Erwtensoep: Esta "sopa" de guisantes tiene de sopa lo que Wilders de moreno, pues el plato sólo se considera bien hecho cuando la consistencia es tal que una cuchara se mantiene erguida en la olla. Así que si lo que buscáis es algo ligerito no os dejéis engañar por el nombre. Se trata de una receta antiquísima que ya aparece mencionada en la literatura de la Grecia clásica y que a día de hoy se sigue elaborando en muchos países de Europa del norte. Su ingrediente básico son los guisantes secos, que vienen partidos por la mitad y se compran en el súper en unas bolsas parecidas a las de las lentejas (de hecho por aquí las lentejas apenas se cocinan y en su lugar encontramos estos paquetes de guisantes). Con la cocción estos guisantes se solidifican convirtiéndose en una pasta verde bastante espesa. En Holanda la erwtensoep se come en invierno y se cocina empleando salchichas ahumadas y bacon, convirtiéndose más en un cocido que en una sopa. Además es tradición comerla acompañada de pan de centeno con panceta como muestra la imagen. Si no estáis por la labor buscar un restaurante tradicional, una alternativa low cost (y muy pero que muy holandesa) para probar este plato que gusta tanto a nativos como a extranjeros es pedirlo en la cafetería del Hema.
- Kip saté: Pinchos morunos de pollo cubiertos por una salsa a base de cacahuete y en ocasiones acompañados por cebollitas desecadas. Puede que este plato os parezca demasiado sofisticado para una cuisine que básicamente se dedica a freír y a machacar patatas, pero todo tiene su explicación. El saté es el plato nacional de Indonesia, y las gentes de los Países Bajos aprendieron a prepararlo en el tiempo en que este archipiélago era colonia holandesa. El kip saté es también apto para casi todos los paladares y se volvió tan popular que hasta te lo sirven en el restaurante del ikea, pero si queréis prepararlo vosotros podéis encontrar todos los ingredientes, incluida la salsa envasada, en cualquier supermercado.
- Bitterballen: Las bitterballen son la versión holandesa de las croquetas y como su nombre indica vienen en forma de bola. No confundir con las ollieballen, que son una especie de churros también en forma de bola que se comen en año nuevo (¡tranquilidad, no es uno por campanada!). Casi siempre son de carne y la diferencia fundamental con las croquetas españolas es que no llevan leche en la bechamel; el relleno se hace directamente con harina y el caldo de la carne. Además, a diferencia de otros snacks fritos neerlandeses, en lugar de en mayonesa la tradición manda mojarlas en un cuenquito de mostaza (mostaza de dijón, que sabe a alquitrán de autopista hasta que le coges el gustillo). Indispensables junto con los taquitos de queso pinchados en banderines (que se mojan en la misma mostaza) para los borrels o vinitos holandeses. Podéis pedir bitterballen en cualquier bar del país para picar con vuestra bebida.
- Kroket: Por si la primera versión de las croquetas no os convenció aquí tenemos la segunda: las llamadas kroket. Otra modalidad de croquetas, esta vez cilíndricas, rígidas y gigantes (normalmente sólo te comes una, y en general… dentro de un pan). En teoría la masa es la misma que la de las bitterballen, aunque si las primeras eran más de picar en los bares estas son más de puesto de callejero de fritanguillas para tapar el agujero. Con lo cual existe la posibilidad de encontrar bitterballen caseras, pero las kroketten serán casi seguro de manufactura industrial y por tanto menos sabrosas. El paraíso de las kroketten y otros snacks análogos es sin duda el Febo: cadena de comida rápida ubicua en los Países Bajos en la que te autosirves tu fritanguilla de turno echando una moneda en una pared con compartimentos que parecen pequeños microondas.
- Frikandel: El frikandel es la versión holandesa de la salchicha. Los ingredientes de un frikandel son misteriosos, puesto que al contrario de lo que sucede con las salchichas, estos snacks de las tierras bajas no se fabrican en base a una receta fija sino que son un amasijo indefinido de pollo, cerdo, ternera y caballo (o lo que tengan a mano) triturado con pan y especias. La excelsa receta tiene alrededor de cincuenta años y Belgas y Holandeses se disputan el mérito de haber inventado tamaño manjar, pues su origen no está del todo claro. Como no podía ser de otro modo, los frikandeles han de servirse siempre fritos y refritos. Es típico encontrarlos en puestos callejeros en que te los venden partidos por la mitad y rellenos con ketchup, mayonesa y opcionalmente cebollitas cortadas. Este producto cárnico tiene sus adeptos, pero también he visto a personas que devoran hamburguesas sin mayores miramientos torcer el gesto horrorizados ante un frikandel, en particular debido a su textura gomosa.
- Filet Americain: Ni es un "filet" ni es "americain", pues en América no han oído hablar jamás de semejante cosa. Esta delicatessen cuyo nombre no está en holandés sino en francés, como los manjares más delicados, no es otra cosa que un batido de carne cruda con algún aderezo como cebollas o ajo. En realidad las hamburguesas de carne cruda se conocen también es muchos otros países con el nombre de filete tártaro, pues este pueblo compuesto de mongoles asentados en Europa del Este, solía preparar la carne de este modo (¿¿Americano??). El toque especial de holanda es trascender la textura de hamburguesa para presentarnos el mejunje en forma de puré y meterlo en un recipientito de plástico. ¡Listo para untar en tu sandwich! La textura recuerda a la de nuestra sobrasada, pero del sabor no puedo deciros nada puesto que no lo he probado.
- Poffertjes: En Holanda gustan bastante los pannenkoeken, que en inglés se llaman pancakes, en francés crepes y en castellano, de acuerdo con el diccionario, "panqueques" (aunque este nombre tampoco os convenza, todos sabemos de lo que estamos hablando). Gustan tanto que conozco un local de copas en el que se televisan partidos de fútbol y se sirven costillas de cerdo al que han puesto de nombre pancake corner. Por supuesto no vende pancakes. El caso es que estos dulces no son una cosa especial, se comen en muchos lugares del mundo. Sin embargo en los Países Bajos, además del modelo clásico, han desarrollado versiones propias. Por un lado están los dikkertjes, que son una especie de pankakes con pasas que van fritos (¡toma ya!) y por otro los verdaderamente populares: los poffertjes. Se trata de pancakes en tamaño mini que se sirven espolvoreados con azúcar glass. Podéis comprar poffertjes envasados en el supermercado, pero como sucede con todo saben mejor los que se cocinan en el momento.
- Stroopwaffels: Galletas redondas y grandotas elaboradas con dos especies de gofres redondos que tienen entre ellos un relleno de caramelo. Tan típicas son que cuando estaba de erasmus mis amigos en carnaval se disfrazaron de stroopwaffel. La verdad es que están muy buenas (de hecho es el regalo que siempre solicita mi familia cuando vuelvo de visita) aunque para alguna gente se pasan de dulces. Los holandeses prefieren comprar los stroopwafels en los mercados callejeros por ser más frescos que las versiones ofrecidas en tiendas y supermercados. Un truco es colocarlos encima de la taza del café un rato antes de comerlos para que así el caramelo se derrita y queden más sabrosas.
- Hageslaag: Son los canutillos de chocolate de toda la vida, que nosotros venimos usando desde siempre como topping en las tartas de chocolate. Pues bien, aquí no es necesario irse a una tienda especial de repostería para conseguidos. Los tienes en el súper, justo al lado de los cereales, en todas sus posibles formas y colores. Resulta que aquí estos canutillos son un alimento de diario, y de los más populares además. Tanto que en el kikstarter holandés tenían el otro día un proyecto para financiar unos novedosos hageslaag de chocolate con bacon. No pueden faltar en un típico desayuno o almuerzo de los Países Bajos, y se comen untando una tostata en mantequilla y esparciendo los canutillos por encima. Personalmente no les veo mucha utilidad teniendo métodos más inmediatos como untar el pan con nutella, pero por estas tierras lo petan.
- Speculaas y speculoos: Las speculaas son unas galletas navideñas muy tradicionales en Bélgica, Holanda y el norte de Alemania. Lo particular de estas galletas es que tienen un sabor muy especiado (llevan mucha canela y y además nuez moscada, clavo, jengibre en polvo y cardamomo) y que su tamaño es bastante grande, pues en su interior vienen representados dibujos de motivos diversos (en navidad motivos de sinterklaas, aunque durante todo el año se pueden comprar versiones para turistas con forma de las típicas casitas de Amsterdam).
Probablemente en Bélgica las speculaas funcionen de maravilla. Pero imaginaos el dilema al que se enfrenta un cerebro holandés cuando se le pone delante una galleta. El acto reflejo es meterla en un pan; mas bajarse el mejunje pastoso que semejante bocata genera no debe ser fácil ni ayudado por litros y litros de karnemelk. Intentarlo lo intentan, no os vayáis a pensar (la prueba: buscad en google speculaas broodje). Pero las empresas alimenticias han previsto esta necesidad y han creado para cubrirla el speculoos: speculaas trituradas en forma de pasta que vienen en un tarro como el de la nocilla para poder untarlas directamente en tu rebanada. Qué genialidad.
- Kokosbrood: Literalmente, pan de coco. Que aunque no se parece nada de nada al pan sí que está destinado, al igual que el 95% de los productos alimentarios manufacturados en los países bajos, a meterse dentro de uno. Se trata de una especie de lonchas al modo de las lonchas de queso pero fabricadas a base de coco y (mucho) azúcar.
- Genever: Toda región que se precie tiene su bebida alcohólica nacional y los Países Bajos no iban a ser menos. En Holanda se fabrican cervezas bien conocidas como la Heineken (la que yo recomiendo es la Grolsch, por cierto) pero la bebida con alcohol más característica es la genever. Se trata de una bebida espirituosa de 40 grados a base de enebro predecesora de la ginebra que en español no tiene otro nombre que "ginebra holandesa". Hay dos tipos, la joven (jonge) y la vieja (oude) que se diferencian en el método destilado, siendo la vieja más aromática y la nueva de sabor más neutro, similar al vodka. Aunque puedes comprar la botella en tiendas de alcohol como el GallGall, el lugar ideal para tomarse una genever es un bruin café (literalemente café marrón) que es el nombre que se da a los peculiares bares de viejos versión holandesa en los que abundan los muebles de madera, las luces de neón y los tapetes de encaje. Se sirve fría en unas copitas acampanadas poco más grandes que un chupito y como vienen llenas hasta el borde es tradición beber el primer sorbo bajando la cabeza hacia el vaso y sorbiendo sin utilizar los brazos. Al igual que sucede con todas las bebidas de alta graduación su sabor es fuerte, así que en ocasiones la gente la bebe acompañada de una cerveza para ayudar a bajarla. Esto es garantía de una cogorza casi asegurada.
- Karnemelk: Los lácteos en general son muy populares en Holanda. En las empresas alemanas con la comida te ponen cerveza; aquí puedes escoger entre todos los posibles sabores de yoghurt para beber (¿en serio? ¿fresa con chili?). Pero entre todo el abanico de productos lácteos que podemos encontrar existe uno especialmente infame: el karnemelk. No sabría describir su horrendo sabor, pues yo no bebo leche. Pero no es la primera vez (ni la segunda, ni la tercera) que un recién llegado despistado se compra por error karnemelk en vez de leche normal y la escupe asqueado procediendo a tirar el cartón a la basura con el convencimiento de que le han vendido leche caducada. Se trata de un líquido de color blanco-amarillento, algo menos espeso que la nata y de sabor ligeramente agrio que en nuestro idioma recibiría el nombre de suero de mantequilla y es en efecto el líquido que sobra tras el proceso de fabricación de este alimento. Sólo para valientes.
- Drop: Se parece al regaliz pero no es. Si bien el regaliz tradicional se fabrica usando una planta, el regaliz holandés adquiere su sabor del cloruro de amonio, que le da un regusto fuerte y que tiende a lo salado. Este compuesto químico se usó durante muchos años como jarabe para la tos así que podéis hacheros una idea de lo… especial que es su sabor. No está claro en qué momento comenzó a emplearse en la elaboración de golosinas, pero en la actualidad se come no sólo en Holanda sino también en los Países Nórdicos. Aquí los venden de todas las formas posibles; un compañero incluso nos los trajo en forma de cochecito el día que aprobó el carné de conducir. Podéis comprar drop en cualquier supermercado. Si os atrevéis, claro.