Profecias no cumplidas

Por Criandocreando

Este texto lo escribí para otra página, hace días buscando unos documentos lo encontré y lo quiero compartir, pero con algunas modificaciones

Antes de enamorarme y casarme, sobre tema niños, yo pensaba que la nalgada a tiempo era buena idea, quedarme en casa, yooo? Para eso estudie tantos años? Ni loca! Para eso hay buenas guarderías, y lo de los límites, seguro es bueno por que si no te toman la medida. Los niños, en general para mi eran unos seres extraños, que había que “mantener a raya” del ordenado mundo de los adultos.

Paso el tiempo hasta una mañana que vi dos rayitas en un test de embarazo (que aun conservo) en ese momento tenia yo un cigarro en la boca, lo tiré al baño y fue el último cigarro de mi vida. Meses después, un domingo en la mañana tuve en mis brazos un pequeño ser, tal vez por secuelas de el horroroso parto, o mi forma tan rara de ser, en lugar de llorar emocionada como la mayoría de las mamás que conozco hacen, te miré callada y pensé “y ahora, que hago contigo?

Junto con los libros que compré, consejos que consulté en internet, y consejos pedidos o no solicitados, recibí innumerables profecías…

Pese a los vaticinios de que no pegarte y hacerte caso en lo que pedías iba a resultar en una pequeña guerrillera, que si te llevaba mucho en brazos no ibas a caminar nunca sola, que no llevarte a la guardería para que “aprendieras hábitos” era un error, dormir contigo haría una niña débil y dependiente, y nunca, nunca podría sacarte de mi cama, no obligarte a comer me dejaría una niña desnutrida (1.45 de estatura a los 10 años, será?)

Cambiar mis prioridades, vivir con menos dinero para cuidar yo misma mi hija, “soberana tontería”, lo cual acrecentaba mi inseguridad, el comentario de “ah, si tu en tu casita verdad? Que padre *no hacer nada*”, “ya te tomó la medida” “yo por menos de eso ya le hubiera dado un par de nalgadas”. Mas los patrones de crianza con los que había crecido me hacían dudar de todo.

Extrañamente, recuerdo mucho un comentario de mi suegra, que dijo que nunca te había escuchado llorar hasta casi los 3 meses, y con la nula información que yo tenia de lactancia te amamantaba a demanda -si pide mas, hay que darle mas- pensaba yo, y dormías con nosotros, la cuna prácticamente era adorno

Una de las primeras experiencias de ir contra corriente era de una tía, que le comente que me costaba trabajo hacer la limpieza de la casa, por que llorabas, y ella me dijo “pues déjala llorar, si no, nadamás va a querer brazos, yo así le hacia con mis hijas, si no, nunca terminas”. Lo intenté, te puse en la cama, y bajé a hacer limpieza, te escuché llorar, -10 segundos – no pude, la casa no ha sido la mas limpia del barrio en un buen tiempo.

Otra vez, leí en alguna página, que era importante que los niños durmieran en su cuna, tu dormías con nosotros, y yo tenia ganas de ver tu cuna en la habitación que arreglé para ti, “otros niños no tienen su propio cuarto” pensé y cambie la cuna, puse el monitor para escucharte, y esa noche, me decidí a que durmieras en tu habitación.

Tu padre, que tiene mas juicio que yo, me dijo “para que la llevas allá, va a llorar” (gracias a Dios ninguno de los dos tenía noticia del famoso Estivill todavía, que seguro tu padre no hubiera permitido que lo usara, cuando supe que era el “metodo” y le comente a el me dijo “están locos”, no le cabía en la cabeza que se dejara llorar a propósito a un bebé), semidormida -por que te dormí, en nuestra cama- te leve a tu habitación, te quedaste ahí, ya estaba yo saboreando mi triunfo, cuando, un llanto, me levanto, y me levanto y te traigo de nuevo a la cama –y tu padre, que nunca dice nada me dijo  “ya ves?, no se de donde sacas esas ideas” se dio la vuelta y se durmió- y al otro dia regresé la cuna a nuestra habitación.

El rebozo era otro cantar, en México es una prenda muy usada en clases populares, para envolverte, y para ayudarte a llevar a los bebés. Fue poco antes de que los portabebés ergonñómicos o fulares se popularizaran. Otras personas los llevan directamente en brazos o en cochecito. Yo me decidí por el rebozo, lo que nunca aprendí fue a llevarte en la espalda, es una prenda abrigadora, combinable, que no hace mucho bulto en la bolsa y tradicional, pero mi gusto a veces se convertía en disgusto cuando escuchaba algún comentario “rebozo? Como las indias? Ay no” y yo que soy de naturaleza folclórica y respondona, estaba a punto de contestar “muy india y a mucha honra

Conforme creciste, la otra batalla fueron las nalgadas, yo crecí a base de cachetadas y golpes varios, físicos y emocionales, y la verdad, tenia mucho miedo de que saliera “el monstruo” que tengo dentro.

Como travesuras tuyas recuerdo cuando abriste el frasco de barniz de uñas mientras yo estaba tendiendo ropa y pensé que la cama era un lugar seguro,estaba a tu alcance´, te pintaste los dedos, lo vaciaste en la sábana, me dí un susto ya que primero pensé que te habías cortado con algo y tenias las manos ensangrentadas, pero solo fue el susto, otra vez, que despertaste antes que yo, tomaste mis gafas y las doblaste –increíble para un bebé, pero cierto-, cuando saltaste de la cuna , cuando ya caminando llenaste de talco y loción unos peluches –en mi cama- otra vez que investigaste el talco y llenaste de polvo blanco el dormitorio y el baño, y mil cosas mas.

Pero conforme crecías y yo consideraba que ya “entendías mas” me desesperaba a veces, y entre lo que yo creía correcto, lo que mi corazón me decía, y mi miedo a darte alguna de las palizas que me daban a mi de niña iba dando tumbos.

Alguna vez he perdido los estribos, y gracias a tu padre, a lo que he aprendido investigando y leyendo acá y allá he aprendido a controlarme, a pedirte perdón cuando me equivoco –si no se han disculpado contigo, como vas a aprender a hacerlo tu?-

Conforme creces, me doy cuenta de que cuando un cree que ya se sabe las respuestas, una criatura nos cambia las preguntas, los dos años, los tres, la entrada al cole, los cuatro años, la coquetería de una pequeña que ya no es propiamente un bebé, los argumentos, una nena a la que se la han explicado las cosas, te sorprende con un – “déjame te explico…”- y de ahí te da una serie de argumentos que dejan a los adultos sin palabras, y a estas alturas no puedes retroceder al “por que yo lo digo y ya!”.

Los comentarios de la maestra, con quien también emplea el -“maestra, te voy a explicar por que charlaba con mi amiga Alondra, es que me estaba contando algo importantisisimo”- y que “organizas” a los chicos de la clase a la salida -“Angie, ya te vas, ven a la puerta, Roberto, ve a sentarte”- y me dice conteniendo la risa que es bueno eso, que tienes mucha seguridad en tí misma, aunque en lugar de ayudar a tu maestra a la salida la “desayudas” con tus “organizaciones”.

Pero todas estas cosas me hacen ver que no íbamos tan mal, por supuesto que hubo –y habrá – malos ratos, días malos, la forma como estás creciendo no es ningún “seguro de buen comportamiento”, pero esta forma de criar te deja ser “tu”, me deja ser “yo”, ya que no acepto cosas que se hacen por que todo mundo lo hace así, te conozco, y me conozco mas, he aprendido a manejar mi “lado oscuro” y me parece que los tres, tu, tu padre y yo crecemos juntos cada día.

En cinco diez años me has transformado, hemos pasado como familia crisis y buenos momentos, conforme creces se que muchas cosas serán mas complicadas, pero confió en tener un hilo que nos una, y que resista la adolescencia, la rebeldía, cuestionamientos mas fuertes, ya has comenzado a extender tus alas, hay cosas en las que tu decides, y cosas que ya comienzas a hacer sin mí, hay veces que quiero volver a sentarte en mis rodillas y acunarte y no me dejas por que quieres salir a jugar, y sacas el labial de mi bolso, y te pintas los labios a escondidas, comienzas con las primeras amiguitas, a veces peleas con ellas, y cuando me cuentas, me da temor de cuando alguien te lastime de verdad, y que en ese entonces tendré que confiar en que tu decidirás lo mejor.

Por ahora me decido a no angustiarme por el pasado y a disfrutar día a día como creces y te vas desenvolviendo, y a seguir aprendiendo en este ejercicio de ser madre.

FRIDA:  

Paña’ca ñapa’ ti bele guii ora cusishidxilu’ naa,
ñapa’ guirá’ shaibá’ lu ti huadxí ndaaní bata nayá.

Didxazá (idioma de tus antepasados)

Si pudiera tener una estrella por cada vez que me has hecho sonreír,
tendría todo el cielo del atardecer en la palma de mi mano.

(Poema copiado de la página de la familia Toledo)