por Pablo Otero
- ¿Estas seguro? ¿Y cuando tú no puedas estar? – le preguntaba yo.
Recordé que en otra ocasión, comiendo con otro empresario, éste nos decía que él era consciente de que había muchas cosas en su empresa que se podían mejorar, pero para ello debería tomar una serie de decisiones, y no le interesaba:- “A mi ya me va bien así, para qué me voy a complicar la vida”- decía.Prefería no crecer y seguir como hasta entonces. De nuevo la palabra decisiones se cruzaba en su camino.Lo que el aún no sabía -o no quería terminar de saber- es que no seguir creciendo, en un entorno empresarial como en el que actualmente vivimos, es sinónimo de estancamiento, y finalmente de retroceso.La correcta toma de decisiones por parte del empresario debe ir siempre acompañada de una serie de argumentos que respalden la decisión adoptada. Estos argumentos, en la empresa familiar, siempre deben basarse en la información obtenida, real y medible, del funcionamiento de la propia empresa. Y es obligación del empresario establecer los procesos adecuados para la obtención de esa información.Esta profesionalización en la toma de decisiones será la que permitirá minimizar el riesgo y optimizar la decisión adoptada. ¡¡¡La decisión es vuestra!!!Autor Pablo Otero
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