Profesionalizar o ‘quitar la piel’ del empresario a la empresa.

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

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Por Luis Antonio Paredes Izaguirre

Parece que no hay una responsabilidad más importante para un emprendedor que la de profesionalizar su empresa. Es a través del trabajo cotidiano y la interacción entre las personas que en ella trabajan, que se logra generar rentabilidad y construir competitividad. Hay quien dice que, cuando se hace bien esta tarea, un emprendedor se convierte en empresario. La receta es simple, pero el camino es arduo y requiere de claridad, voluntad y fortaleza. En última instancia, la labor de profesionalizar la empresa implica quitar la piel del empresario a la empresa, para que esta pueda crecer y desarrollar su máximo potencial.

En esencia, el trabajo de un emprendedor en fases tempranas consiste en validar un modelo de negocio a partir de la oportunidad que persigue, y cuando lo logra, llega el momento de construir la empresa con la que se buscará escalar y capturar valor de esa oportunidad. Construir la empresa significa hacer estructura:

  1. Repartir el trabajo entre personas que, con sus capacidades, experiencia, sueños y limitaciones se vinculan al proyecto empresarial
  2. Que estas personas puedan trabajar y convivir en un contexto que facilite el logro de los objetivos empresariales y personales por los cuales se vincularon al proyecto empresarial.

Todo comienza con el emprendedor

Podemos decir que emprendedor es el punto de partida y el punto de llegada de la estructura. Es esta persona quién abre la puerta al talento y condiciona el nivel de profesionalidad con que las personas se van a conducir para hacer negocio y competir en el mercado. Si el emprendedor cuenta con algún tipo de Consejo, o tiene inversionistas institucionales, es posible que alguien más le apoye en la tarea de hacer estructura. La eficacia al hacer estructura va a depender de los criterios con los que se atrae, evalúa y vincula a los colaboradores con el proyecto empresarial.

Decía un amigo y empresario, poseedor de una gran humildad: "Como me conozco bien, busco siempre trabajar con gente que sea mejor que yo, lo cual no es difícil, y que comulgue con mis motivos y valores, lo cual no es tan fácil". La primera parte de la cita hace referencia a los criterios profesionales para atraer y vincular talento, mientras que la segunda apunta a las bases que consolidan la convivencia en cualquier contexto social. No hay sueldo que vincule a largo plazo a personas que no comparten los mismos valores, pero no es extraño observar que se solape la incompetencia profesional porque hay cariño, consanguinidad o inercia en la dinámica laboral.

¿Cómo se profesionaliza una empresa?

Profesionalizar una estructura inicia con sumar a personas con talento y oficio probado en función de desempeñar, ya sea en el área financiera, comercial, operativa, etc. El profesional llega a ordenar y subir el estándar del trabajo realizado para que la empresa sea más eficaz. Pero en contextos de emprendimiento, la llegada de los profesionales usualmente implica replantear de cero las formas y procesos de trabajo bajo su responsabilidad. El reto para el emprendedor es mayúsculo. Necesita estar a la altura y dejar a los profesionales proponer, decidir y hacer en función de su experiencia, impulsando y validando su iniciativa.

Cuando se vinculan a profesionales a la empresa, el emprendedor necesita desarrollar mecanismos que permitan a estas personas trabajar y convivir de manera tal que su labor sume a los objetivos propios de su encargo, de su cliente -interno o externo-, de la empresa y de sí mismos. Esto implica trabajar muy bien en el marco de actuación: herramientas, políticas, procedimientos y métricas. No hay manera que un profesional sea eficaz en su encargo si no cuenta con las herramientas necesarias para llevarlo a cabo. Y herramientas no solo son artefactos físicos-tecnológicos, sino también procesos de trabajo robustos. Un financiero experimentado con procesos de cobranza débiles o que no se respetan, será poco eficaz en su encargo.

¿Cuándo es necesario profesionalizar?

Por otro lado, la iniciativa de los profesionales necesita de políticas y procedimientos para poner límites y estructura a la acción. Son estos elementos del marco de actuación los que sientan las bases de la convivencia y valores empresariales relevantes para el emprendedor. Finalmente, las métricas del marco de actuación facilitan la rendición de cuentas y una retroalimentación más objetiva sobre el trabajo. Es con estos elementos que el emprendedor da rumbo y ritmo a la empresa, repartiendo el trabajo y la responsabilidad entre varios.

¿Cuándo es necesario profesionalizar? Cuando empieza a haber ineficiencias, cuando los clientes están descontentos, cuando las personas que trabajan en la empresa no están muy contentas, cuando no se está haciendo suficiente dinero. O sea, cuando las cosas no salen como se espera. Para identificar el momento de profesionalizar, se requiere de pensamiento crítico y honestidad intelectual. El problema de una empresa no profesional es que siempre va a estar sujeta a las capacidades de una persona: su dueño.

Fuente: https://emprendedor.com/profesionalizar-o-quitar-la-piel-del-empresario-a-la-empresa/

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