Desde luego, hay profesiones mucho más agradecidas que las de consultor o escritor. Antes, cuando era pequeño, añoraba la falta de responsabilidad de los chóferes de autobús que nos llevaban al colegio. Mientras nosotros debíamos hacer deberes, ir a clase y examinarnos cada dos por tres, ellos se dirigían, de un lado a otro de la ciudad, con la radio puesta y la mente en sus cosas.
Desde luego, hay profesiones mucho más agradecidas que las de consultor o escritor. Antes, cuando era pequeño, añoraba la falta de responsabilidad de los chóferes de autobús que nos llevaban al colegio. Mientras nosotros debíamos hacer deberes, ir a clase y examinarnos cada dos por tres, ellos se dirigían, de un lado a otro de la ciudad, con la radio puesta y la mente en sus cosas.