DIOS LO DÉ Y QUE SAN PEDRO LO BENDIGA . Refrán
Es para mear y no echar gota. En este solar ibérica en donde habito tienen la consideración de profesiones peligrosas y por lo tanto la posibilidad de jubilarse anticipadamente, algunas como la policía municipal, los toreros, la ertzaintza, los bomberos o los artistas, como suena. También tienen esta consideración las de ferroviarios y el personal de vuelo de las aerolíneas, que casualidad: son considerados los medios más seguros para viajar, en fin. En la práctica ninguna de ellas figura como las que más accidentes ni riesgo tienen a lo largo del año. Por el contrario quien si demuestran con estadísticas ser peligrosas no tienen tal consideración, como pueden ser la construcción, transporte, industria manufacturera o el ejército.
Vamos con los datos obtenidos a partir de la información facilitada por el Ministerio de Defensa a un miembro de la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas (Asfaspro), que reclamó esa información a través del portal de Transparencia. En este país murió un militar cada 22 días y uno resultó herido cada cada dos días (entre 2011 y diciembre del 2023). Sorprende que de los 196 militares fallecidos sólo 18 lo hallan hecho en misiones realizadas en el exterior. La estadística dice también que se contabilizó una media de un suicidio al año y que en el 2011 nos dejaron 5 expertos en desacitivación de explosivos.
Son cifras que los colectivos a los que en la actualidad se les considera de riesgo no conocen ni de lejos. Quien suscribe no logra entender por qué unos son tan afortunados con unas indicencias mínimas y otros, con misiones en el exterior, no tiene la consideración de profesión peligrosa. No comprende como unos funcionarios pueden jubilarse anticipadamente a los 60 años y otros que trabajan en andamios o en la industria manufacturera no.
Desde luego a quién Dios se la dé, que San Pedro se la bendiga. Resignación y aceptar de buen grado que la circunstacias son las que son, y aquí paz y hallá gloria. Lo triste es que la barita de la suerte les tocó a unos mientras que a otros les tocó poner, que siempre son los mismos.