Se entiende que los seres humanos somos complejos; que no hay dos personas que piensen o sientan de la misma forma. Unos cuantos han entendido que la motivación no está solo en el dinero; pero en general, se mantiene la misma estructura organizacional y los esquemas de medición tradicionales; más aún, se sigue tratando a la gente como empleados, subordinados o simplemente como un recurso que hay que aprovechar al máximo y que puede ser reemplazado por otro recurso "más nuevo".
La dinámica social y tecnológica de nuestra actualidad, está transformando el espíritu de los trabajadores, no solo de aquellos llamados "mileniales"; sino de todas las generaciones que conviven en las organizaciones actuales. Por ello, las posiciones radicales o absolutas en la gestión de personas, refuerzan la división entre los jefes y los empleados; fomentan comportamientos, acciones y actitudes que, de manera consciente o inconsciente, afectan la calidad, la productividad, el servicio y, en general, los resultados que se esperan alcanzar.
La tarea de los líderes de las organizaciones del siglo 21, debe centrarse en generar entornos laborales que faciliten la motivación de sus colaboradores. Deberán hacerlo despojándose de la soberbia, altanería, prepotencia y evitando al máximo el abuso de autoridad y el control excesivo. No se trata de "dejar que la gente haga lo que quiera, cuando quiera o como quiera"; sino de "provocar e incentivar el orgullo natural de las personas por hacer las cosas bien".
La motivación laboral es "EL TEMA" que puede hacer que la mejor estrategia empresarial se convierta en realidad, o que termine como una lista más de buenos deseos.
Profundiza en este fundamental tema en nuestros blogs colocando "motiva" en los cuadros de búsqueda.