Las actividades del programa se realizan en la Estación de Investigación de HAARP, una instalación situada cerca de Gakona, en Alaska.
El principal dispositivo de la Estación HAARP es el Instrumento de Investigación Ionosférica, un potente radiotransmisor de alta frecuencia que se emplea para modificar las propiedades en una zona limitada de la ionosfera. Los procesos que ocurren en dicha zona son analizados mediante otros instrumentos, tales como radares UHF, VHF y de sondeo digital, y magnetómetros de saturación y de inducción.
El principal componente de HAARP es el Ionospheric Research Instrument (IRI), un calentador ionosférico. Se trata de un sistema transmisor de alta frecuencia (HF) utilizado para modificar temporalmente la ionosfera.
Potencial como arma
El programa HAARP fue objeto de controversia a mediados de los años 1990, debido a la suposición de que las antenas de la Estación podían usarse como armamento. En agosto de 2002, la tecnología HAARP tuvo una mención como tema crítico en la Duma (parlamento) de Rusia. La Duma elaboró un comunicado de prensa sobre el programa HAARP, escrito por los comités de defensa y asuntos internacionales, firmado por 90 representantes y presentado al entonces presidente Vladimir Putin. El comunicado de prensa indicaba lo siguiente: "Los Estados Unidos están creando nuevas armas integrales de carácter geofísico que puede influir en la tropósfera con ondas de radio de baja frecuencia... La importancia de este salto cualitativo es comparable a la transición de las armas blancas a las armas de fuego, o de las armas convencionales a las armas nucleares. Este nuevo tipo de armas difiere de las de cualquier otro tipo conocido en que la tropósfera y sus componentes se convierten en objetos sobre los cuales se puede influir". El Parlamento Europeo, por su parte, en una resolución de 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), señalaba que debido a los potenciales efectos de las actividades realizadas por el proyecto HAARP, éstas eran de trascendencia de envergadura mundial, por lo que solicita que sea objeto de una evaluación por parte de STOA en lo que se refería a sus repercusiones sobre el medio ambiente local y mundial y sobre la salud pública en general. En esa misma resolución del Parlamento Europeo, se pedía que se celebrara una convención internacional para la prohibición mundial de cualquier tipo de desarrollo y despliegue de armas que puedan permitir cualquier forma de manipulación de seres humanos.
*La información que acabas de leer prodece de la wikipedia. A partir de este punto, todo lo vas a leer son especulaciones de los teóricos de la conspiración y la conspiranoia.
Conspiración
Este proyecto ha sido tema de numerosas teorías de conspiración; acusado de ocultar su verdadero objetivo.
HAARP con sus cientos de millones de vatios de potencia y antenas se puede considerar como un verdadero "calefactor" de la alta atmósfera, provocando una tremenda ionización que puede acarrear consecuencias imprevisibles, y que gracias a su efecto "espejo" podría dirigir sus efectos hacia cualquier zona del planeta. Estaríamos hablando de un nuevo tipo de arma, capaz de intensificar tormentas, prolongar sequías sobre territorio de un supuesto enemigo, y perjudicándolo sin que este se diera cuenta.
El proyecto es tan controvertido como peligroso. Sus defensores aducen un sinfín de ventajas de carácter científico, geofísico y militar, pero sus detractores están convencidos de que podrían tener consecuencias catastróficas para nuestro planeta, desde arriesgadas modificaciones en la ionosfera, hasta la manipulación de la mente humana.
El científico Nick Begich junto a la periodista Jeanne Manning realizaron una profunda investigación sobre le tema fruto del cual vio la luz el libro "Angels don’t play this harp" (Los ángeles no tocan esta arpa),en el que ambos autores plantean inquietantes hipótesis, una de ellas es que de ponerse en marcha dicho proyecto podría tener peores consecuencias que las pruebas nucleares.
Además de la manipulación climática, HAARP podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que tenga efectos tectónicos.
Así pretenden manipular el clima
Por si fuera poco, a la posible manipulación de las mentes humanas y las modificaciones en la ionosfera habría que sumar nuevos efectos negativos. El propio creador del calentador ionosférico del proyecto HAARP, Bernard Eastlund, asegura que su invento podría, también, controlar el clima. Una afirmación que ha llevado a Begich a concluir que si el HAARP operase al cien por cien podría crear anomalías climatológicas sobre ambos hemisferios terrestres, siguiendo la teoría de la resonancia tan empleada por el genial Nikola Tesla en sus inventos. Un cambio climatológico en un hemisferio desencadenaría otro cambio en el otro hemisferio. Una posibilidad que no se debe descartar, sobre todo a tenor de las opiniones de científicos de le Universidad de Stanford, que aseguran que el clima mundial podría ser controlado mediante la transmisión de señales de radio relativamente pequeñas, a los cinturones de Van Allen. Por resonancia, pequeñas señales activadoras pueden controlar energías enormes.
La evidencia científica reciente sugiere que el HAARP está en funcionamiento y que tiene la capacidad potencial de desencadenar inundaciones, sequías, huracanes y terremotos. Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva. Potencialmente, constituye un instrumento de conquista capaz de desestabilizar selectivamente los sistemas agrícolas y ecológicos de regiones enteras.